La federación española de caza inhabilita al tetracampeón que presentó perdices capturadas antes del torneo
El Comité Jurisdiccional y Disciplinario de la Federación Española de Caza notificó ayer a Francisco Fernández Sierra, tetracampeón de España de caza menor, que ha sido inhabilitado por cinco años al resolverse el expediente disciplinario abierto contra él durante el campeonato de España.
El cazador fue descalificado y acusado de cometer un fraude por el juez que le acompañaba durante la disputa de la última edición del campeonato de España celebrado en Extremadura. Según un comunicado remitido por la federación, en la resolución se reflejan como hechos probados que íƒÆ’í¢â‚¬Å¡íƒâ€ší‚«ha quedado acreditado que el expedientado portaba durante la competición al menos dos perdices abatidas con anterioridadíƒÆ’í¢â‚¬Å¡íƒâ€ší‚». El juez que acompañó al participante, Miguel Maté, afirmó que Fernández Sierra portaba al menos dos perdices que no había cazado durante la prueba y que había ocultado en el interior de su chaleco.
También señaló que íƒÆ’í¢â‚¬Å¡íƒâ€ší‚«el juez se dio cuenta de esta circunstancia cuando se encontraron con el participante Manuel González, momento en el que Fernández Sierra sacó del chaleco una perdiz para mostrarla, afirmando que se trataba de una perdiz de granjaíƒÆ’í¢â‚¬Å¡íƒâ€ší‚».
Al sacarla, el juez pudo apreciar que en el lado derecho del chaleco había otra que no tenía espolones, cuando las dos abatidas con anterioridad sí los tenían. El juez manifestó que una vez ocurrido el suceso se negó en todo momento a mostrarle el contenido del chaleco, a pesar de requerirle a ello en reiteradas ocasiones y salió corriendo.
También quedó acreditado que el mismo día de concentración de participantes en el Hotel Vetonia, de Almendralejo, para el sorteo de jueces y dorsales, recorrió 300 kilómetros para adquirir en una granja de Guadalajara tres conejos vivos, hecho que no ha sido negado por Fernández Sierra, quien tampoco justificó su adquisición.
La resolución también refleja la actitud agresiva hacia el juez, al que insultó y amenazó con la escopeta.
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Descubren que las perdices del tetracampeón de caza eran de otra zona y llevaban dos días muertas
Francisco Fernández fue denunciado por hacer trampas y encañonar a un juez
La escopeta imprime carácter. Más allá de las cuchipandas que se estilan entre los cazadores, asegura la leyenda, y que remata con un buen atracón con tenedores y cuchillos como únicas armas, los aspirantes a llenar la despensa de animales con plumas o finas orejas procuran acabar la jornada con la dignidad intacta. Si el cazador llega de vacío a casa será porque ya no hay bichos en el monte, que la peste es lo que tiene. Si la cosa, por el contrario, sale asombrosamente bien habrá de darle relieve a la espectacular lucha entre el hombre y el animal, cual episodio de Rodríguez de la Fuente, que deja siempre al cazador como ser superior e invulnerable. Eso se acuerda en el almuerzo, y tan felices. La palabra exagerar siempre viene escrita en el libro de instrucciones del cazador. Sin embargo, lejos de estos mandamientos tácitos, los cazadores hay algo que jamás tolerarán: la mentira.
Si la trola es venial, un toque de fina retranca puede arreglar el entuerto, pero si el cazador es pillado en pleno Campeonato de España con unas piezas que llevaban muertas casi dos días la cosa se torna imposible. En esas está el tetracampéon nacional, el alcarreño Francisco Fernández Sierra, envuelto en un escándalo sin precedentes. Ocurrió en Ribera del Fresno (Badajoz), en medio del Campeonato de España de Caza Menor con Perro, celebrado el sábado. Francisco Fernández fue sorprendido con dos perdices matadas de antemano, supuestamente, lo que desembocó en un gravísimo encontronazo con el juez que le acompañaba. El cazador asegura que no cometió ninguna irregularidad, pero cree que hay quien quiere íƒÆ’í¢â‚¬Å¡íƒâ€ší‚«joder mi vida deportivaíƒÆ’í¢â‚¬Å¡íƒâ€ší‚».
Pruebas muy evidentes
El árbitro dice que el cazador le encañonó con la escopeta en la barriga, así que el cuatro veces campeón tuvo que declarar en el cuartel de la Guardia Civil. El presidente de la Federación de Caza de Castilla-La Mancha, Simeón Lalanda, aseguró que las dudas expuestas por el juez Miguel Maté fueron corroboradas por el Comité de Competición de la prueba, que determinó que las piezas abatidas por Francisco Sierra íƒÆ’í¢â‚¬Å¡íƒâ€ší‚Â-que en un momento no fueron entregadas en el control de la prueba, lo que motivó su descalificación inmediata del campeonato-, llevaban ya muertas entre 24 y 48 horas. Las muestras fueron testadas en el propio control de prueba por un biólogo y un veterinario, quien pudo comprobar, explicó Lalanda, que íƒÆ’í¢â‚¬Å¡íƒâ€ší‚«mientras las perdices matadas por el resto de cazadores portaban en sus buches restos de bellota y trigo, las que presentó Sierra contenían pipas de girasolíƒÆ’í¢â‚¬Å¡íƒâ€ší‚».
Pero los indicios de falsedad que rodean al campeonísimo apuntan a trabajos manuales minuciosos, más cercanos a una sala de operaciones de CSI que a una competición en medio del monte. El propio presidente de la agrupación castellano-manchega reconoció que le resultaba un tanto sospechoso que a escasos metros de donde se encontraron las perdices aparecieron otras piezas de caza muertas y una bolsa con sangre. Ahora, las diligencias mostrarán si, esta vez sí, el cazador ha sido cazado.