Si bien con algo de retraso ya que fue una pesca pasada y a petición del compañero ataranja, que disfruta las capturas ajenas como propias, paso a relataros la pesca de mi primer dentón.
Hubo varias esperas sin resultado, desesperanzado hice una más, sin alardes, sin profundidad, pidiendo permiso a mis oidos cada vez que picaba.
Fue extraña la sensación, yo mirando al frente, acortándose mi apnea más que por el paso de los segundos por el aburrimiento cuando aún con aire decidí dar por concluída la zambullida y subir lentamente.
En el corto ascenso, no puedo explicar el motivo, giré 180 grados y ahí estaba, solemne, inmovil, obervador. Me quedé petrificado y aún hoy, recuerdo que tardé en reaccionar. Muy lentamente enfilé el fusil que por efecto del empuje del agua al subir miraba inclinado hacia el fondo. Cuando el bicho se dio cuenta de la intención ya era tarde y aunque iniciaba su marcha huidiza el varillazo fue certero.
Finalizando la jornada y a falta de pan buenos fueron los dos salmonetes.
FELICES FIESTAS A TODOS