Extracto de la entrevista comentando lo refererido específicamente a su relación con la pesca submarina y sus campeonatosí‚«Torbellinoí‚»: un hombre en dos tiempos
Texto completo en :
http://www.juventudrebelde.cu/cuba/2009-01-22/torbellino-un-hombre-en-dos-tiempos/José Enrique Reyes Expósito. Foto: Héctor Carballo Hechavarría
Por: Héctor Carballo Hechavarría
22 de enero de 2009 00:00:05 GMT
GUARDALAVACA, Banes, Holguín.í¢â‚¬â€ José Enrique Reyes Expósito es uno de esos seres que parecen haber reservado sus señas personales para uso exclusivo del carné de identidad. A sus casi 77 años de edad, para poder seguirle la pista hasta los bajos del edificio donde vive lo más conveniente es averiguar por í‚«Torbellinoí‚».
í‚«Puede encontrarse en varios lugaresí‚», me dijo uno de sus hijos, y nos fuimos bajo la lluvia a las oficinas de SEPSA, al mercado, y cuando poníamos rumbo a su í‚«conucoí‚», me sugirieron que podría estar en la playa, revisando su bote. Decidimos esperar.
Horas más tarde estoy sentado frente a este hombre con una estampa tal vez ideal para una serie de aventuras de mar, curtida la piel, cuidado el bigote. Su voz grave y jovial invita de inmediato a la conversación.
Apenas unos minutos e intuyo que el mote que antaño alguien le endilgó continúa siendo la quintaesencia misma de esa persona, demasiado viva e inquieta, más parecida en su actuar a un remolino de viento, que a alguien cuya vida se ha tomado muy en serio.
í¢â‚¬â€¿Lo de í‚«Torbellinoí‚» de donde le viene?
í¢â‚¬â€De cuando me metí a boxeador profesional. Fue también por necesidad. Eché 32 peleas, en Banes, en Nicaro... Era rápido. En Cueto combatí contra Figueroa, y en Nicaro contra Armando López.
í‚«La primera pelea fue por 1.50. La gané y lo aposté a mí mismo. Le pedí a mi tío, Eloy Martínez, que lo hiciera. Alguien gritó: ¡Torbellino, síguelo!, y se me quedó el apodo. Perdí tres peleas solamente.
í‚«Un día me partieron la nariz, y en otra ocasión recibí un golpe en el hígado que tuvieron que hospitalizarme. La cama costaba 3.50 el día. Me pasé una semana en cama. Mi padre me dijo: ¡Hasta aquí, que te van a matar!
í‚«Fue cuando me interesé por la pesca submarina. Me iba a pescar con un amigo que tenía un bote y luego salíamos a vender pescado, a la mitad. Nos pagaban a tres centavos la libra.
í‚«Era algo no menos peligroso, pues había que hacerlo a pulmón. Solamente con careta, patas de rana y escopeta. Tampoco tenía dinero para el equipo. En Río Seco había un hombre que tenía uno, pero no lo usaba. Era capataz de línea. Yo le traía pescado y se interesó.
í‚«Iba a venderlos a Banes, en los bares, al hospital, al hotel, pero en ocasiones se echaban a perder porque no los compraban y no había cómo conservarlos.
í‚«En Banes í¢â‚¬Å“vivíaní¢â‚¬Â los que tenían un puesto fijo, y eran los menos. Los que trabajábamos en la agricultura éramos muy pobres. Incluso hasta las casas eran por categoría, y se diferenciaban hasta por el colorí‚».
í¢â‚¬â€Usted llegó a ser campeón mundial en pesca submarina...
í¢â‚¬â€Como deporte, había sido algo para gente adinerada. Para los pobres era una necesidad. En 1962 se organizó el primer campeonato nacional, en Santa Cruz del Sur, CamagíƒÂ¼ey, y formé parte del equipo vencedor. Volví a ganar en las competencias de 1963, en Niquero; en 1965, aquí en Guardalavaca; y en 1967, en Cayo Francés, Caibarién, en la modalidad individual.
í‚«Eso me permitió competir, ese último año, en el Campeonato Internacional de Caza Submarina, en Cayo íƒÂvalos, Cienfuegos. Se presentaron deportistas de 30 países.
í‚«Nuestro equipo logró la mayor cantidad de piezas. Me seleccionaron como el deportista más destacado de ese año. Integré la selección cubana de pesca submarina hasta 1972. í‚».
