Después de más de tres años sin olerlos, y casi sin buscarlos, sin quererlo ni beberlo me he vuelto a encontrar con mis queridos seres azules
Todo ocurrió el pasado viernes, después de comer, en Denia. Había una llevechada de cojones, por lo que pensé que sería bueno ir a zona de rompiente a buscar alguna lubina cazando.
Así que dicho y hecho a las 4 estaba en la zona. Efectivamente había un vendaval, pero el agua estaba limpia.
Fallo, con el viento que hace hay buenas olas y el lastre que llevo no me deja hacer bien las esperas a poca agua. Solución, busco una piedra de buen tamaño y relativamente plana y me la endoso entre el cinturón y el traje. Arreglado, ya puedo hacer esperas a la cota cero.
La zona estaba llena de vida, mucha boga y millones de sargos no pescables (desde muy pequeños hasta los 200g). De hecho nunca había visto tanto sargo por la zona. Así pues voy haciendo esperas desde fuera (profundidad 2,5 metros) hacia tierra (profundidad 0,5 metros), pero sólo hay sargos y más sargos, sin rastro de las plateadas.
En una de esas, después de hacer una espera a escaso medio metro de agua, cambio de idea e intento hacer una espera mirando desde tierra hacia mar abierto a un metro y medio más o menos de profundidad, porque en la anterior espera había visto que me entraban por ahi muchos sargos. Así localizo un buen escondite, ventilo y para abajo. Al poco tiempo distingo una silueta al fondo bastante grande. Doradas, pienso, pero poco a poco se va acercado y distingo su cara de mala leche...dentón!! Y no tiene mal tamaño...en cuanto entra a la zona de alcance de mi Abellán no me lo pienso y le arreo. El tiro fue malo, barriguero, pero pronto lo agarro por la agalla y lo remato. Es mio!!
Vuelvo a hacer más esperas por la zona, pero no hay ni rastro de más dentones, por lo que doy la jornada por concluida después de hora y media de pesca. Al final pesó un pelín más de 2 kilos, aunque estaba con la tripa llena y además huevada
.
Aquí las fotos.
Al día siguiente cayó al horno con patatas, cebolla, pimientos y ajos tiernos y estaba de muerte!
Un saludo.
Pepe
