Un pesquero vasco subasta en A Coruña 13.000 kilos de bonito capturado con cebo vivo
El precio en primera venta osciló entre los 6 y los 7 euros el kilogramo
Autor:
Emiliano Mouzo
Fecha de publicación:
30/9/2009
La lonja de A Coruña recibió ayer una partida de 13.000 kilos de bonito capturado utilizando cebo vivo. Lo descargó en el muelle de Linares Rivas el pesquero Beti Aingeru , con base en el puerto guipuzcoano de Orio.
El precio adquirido por los túnidos en primera venta osciló entre los 6 y 7 euros el kilo, un valor que fue catalogado í‚«de excelenteí‚» por la tripulación del buque, sobre todo en esta época del año, con la costera del bonito ya tan avanzada. Los compradores destacaron la gran calidad de los ejemplares subastados, su frescura -las piezas no pasan por nevera, sino que van directamente a las piscinas con agua a cero grados- y í‚«su extraordinario tamañoí‚», ya que la mayoría de las piezas rondaron los 15 kilos.
Tanto el Beti Aingeru como otros 60 boniteros de Cantabria y del País Vasco estaban faenando a solo 80 millas al norte de la torre de Hércules, í‚«a unas 8 horas de navegacióní‚». Y las capturas fueron muy importantes. De hecho, en la tarde de ayer tenían prevista la entrada en el puerto guipuzcoano de Guetaria tres barcos con unos 40.000 kilos de bonito cada uno.
A la tripulación del Beti Aingeru no le extraña encontrar bancos de túnidos a la altura de A Coruña, í‚«a pesar de que otros años por estas fechas ya estábamos trabajando en otras latitudesí‚». Creen que la presencia de bonito en aguas gallegas se debe a la buena temperatura del agua: í‚«Estamos midiendo hasta 14 o 14,5 grados de temperatura, ideal para este pescadoí‚».
Pesca tradicional
Los boniteros que se dedican a la pesca artesanal con cebo vivo empezaron su campaña en junio. Durante ese mes capturaron cimarrón o atún rojo. Es en la época estival cuando alcanza la costa cantábrica y la pesca con varas mantiene intacta su carne. Pero la campaña no ha sido buena. En los primeros días tan solo se capturaron 700 kilos de atún rojo, y no fue hasta finales de junio que empezó a entrar pescado en piezas pequeñas, de 30 kilos. Los precios tampoco acompañaron.
Los boniteros vascos decidieron entonces navegar hasta el caladero El Cantil, en aguas santanderinas, en busca de bonito del norte. La pesquería tampoco acompañó, según los tripulantes del Beti Aingeru . De hecho es ahora, en estas últimas fechas, cuando están salvando la campaña con las capturas logradas en aguas gallegas.
Para la pesca con cebo vivo, las tripulaciones de los boniteros tienen doble faena: í‚«Dos artes de pesca para una pesqueríaí‚», dicen los profesionales del sector. Se refieren a que para pescar el bonito, í‚«primero hay que capturar el cebo, parrochita o chicharrillo, aunque la mejor carnada es la anchoa y está prohibido pescarla, lo mismo que el verdel (caballa)í‚».
Para lograr el cebo tienen que largar la red de cerco, un trabajo que están realizando en las rías gallegas. Las capturas se mantienen vivas en las piscinas habilitadas en la cubierta de los boniteros. í‚«Durante dos días navegamos a muy poca velocidad, para que los bandazos no afecten a las especiesí‚», dicen. También les alimentan con piensos similares a los usados en acuicultura.
Cuando el sonar detecta un cardumen de bonito, la tripulación lanza al mar varios centeneras de pescado vivo para hacer subir a los túnidos. También se ponen en marcha los tangones o surtidores de agua que vierten al mar. La cortina de agua atrae a los bonitos, í‚«pero también impide que nos vean en cubierta y no aprecien las varasí‚». A la hora de pescar, el El Beti Aingeru dispone de seis cañeros (los que manipulan las cañas). Encarnan los anzuelos y, cuando el bonito pica, son ayudados por los tripulantes caqueros para acercar la pieza y subirla a bordo.