Buenos días a todos.
Como parece que son del agrado de muchos de vosotros cuelgo esto que hace unas semanas puse en otro foro.
Me siento como el abuelo cebolleta contando batallitas contra los cipayos... ![Cheesy :D](http://www.pescasub.com/Smileys/default/cheesy.gif)
Solo advertiros que no es exacta la lapidaria frase que pongo al final del relato: un compañero, de los cuatro que habitualmente éramos, se quedó en San Nicolau, muy cerca de donde ocurrieron los hechos que a continuación os cuento...."Como estoy en dique seco (y lo que me queda...), y me aburro soberanamente pues voy a contaros una anécdota de un día de pesca "normal" por fuera de Punta da Vermelharia, que es un sitio que a mí no me gusta nada (ya veréis por qué), aunque tiene abadejos y pescado de paso, también hay garopas (especie de mero de color rojo con puntos azules, o de color azul con puntos rojos... será una cosa hormonal).
Punta da Vermelharia está al sur de San Nicolau, que es una isla de Cabo Verde y está a unas 9 millas de nuestro puerto base.
Pues íbamos un día dos de mis colegas y yo hacia esa zona ya que all norte no podíamos por el viento que soplaba y que levantaba mucho la mar en las zonas expuestas a los alisios (que por otra parte es donde más pescado hay.
O sea; que íbamos buscando el abrigo de la costa. Uno de mis colegas conocía "de oidas" unas piedras en medio de la arena, a unos 800 m de la costa. Una meseta de rocas y lastra blanca que subía de 20 m hasta 12 m en la parte menos profunda.
Con la sonda el lugar lo encontramos enseguida; como era la estación seca el agua estaba cristalina (30 m de visibilidad o más).
Nos metimos en el agua y cada uno se fue por su lado. Pues nada; una garopa por aquí, un abadejo por allá, también algo de marisco para la cena... y en un momento dado empezaron a entrar Xereus (que son como un jurel o chicharro pero a lo bestia).
![](http://img214.imageshack.us/img214/1674/copiade65.jpg)
![](http://img21.imageshack.us/img21/2200/mini55.jpg)
![](http://img32.imageshack.us/img32/3688/mini40.jpg)
![](http://img44.imageshack.us/img44/3180/minicopiade28.jpg)
Esos peces son muy, pero que muy fuertes y hasta que logras echarles mano puede pasar un buen rato de lucha; habida cuenta de que
no llevamos boya
por lo que había que trabajar mucho para mantener la cabeza fuera del agua.
El caso es que mucho jaleo debimos de meter porque, en un momento dado, en estas que mi compañero Bruno estaba haciendo una espera casi debajo de mí en 15 m de agua con una garopa bien apañada a tiro (2 kilos ya es una buena pieza) cuando veo que hacia él se dirige un mako de unos 3 m de eslora entrándole por la amura de estribor. En estos casos, si lo vemos venir, lo que solemos hacer es pasar de disparar y mantenernos a la espera. Pero mi colega no lo vio venir, sino que le disparó a la garopa y la recogió enseguida con la idea de subir con ella a la superficie. La garopa no dejaba de debatirse en el arpón.
En décimas de segundo, cuando le estaba echando mano al arpón el Mako se le abalanzó a una velocidad escalofriante con una boca enormemente abierta y la mandíbula proyectada hacia fuera. Yo que estaba encima de la movida hice lo que solemos hacer en estos casos... me abalancé como un loco en dirección de Bruno con el fusil bien trincado y, literalmente, "ladrando" como un mastín, con toda la fuerza de mi voz:
¡GUAU! ¡GUAU! ¡GUAU!
El Mako giró 180.- y salió follado hasta alejarse unos 10 m para empezar a rodear a Bruno, el cual me había oído y supo que había un tiburón cerca, de manera que subió con la garopa bién escondida y apretada contra su cuerpo para impedirle cualquier espasmo. El Mako seguía dándonos vueltas y Bruno y yo, sin prisa pero sin pausa, decidimos por telepatía ir a la zodiak...
Lo cojonudo es que en segundo plano respecto del Mako que nos rodeaba a poca distancia había 3 ó 4 tiburones más. Dos los identifiqué; un limón más grande que el Mako y un Martillo enorme... más grande que la zodiak.
Nos pusimos espalda con espalda y nos fuimos a toda leche hacia el barco.
Prácticamente todos los días teníamos contacto con tiburones pero esta vez fue la vez en que más he temido por la seguridad de uno del grupo.
Nunca más volvimos a ese sitio.