Este fin de semana el agua estaba bastante clara (impresionantes 12-13 metros de visibilidad) y daban ganas de dedicarse a investigar nuevas zonas o explorar en profundidad, tomando notas, las zonas ya conocidas.
En una de estas zonas, mientras los compañeros pescaban cerca de una isla en un fondo muy cómodo porque se veía desde arriba perfectamente donde hacer las inmersiones (y también se disfrutaba de los paisajes submarinos), yo me fui para la zona de 15-17 metros a mirar dónde había acumulación de vida.
En una de las planeadas ví un par de piedras bastante grandes con peces que entraban y salían. Bajé hasta allí muy despacio porque el objetivo era ver, casi no el pescar. En el fondo me planté a un par de metros de las piedras y seguí mirando lo que pasaba. Salió un pinto y un sargo. Uno de cada piedra y se pusieron en el medio de las dos. Como ya llevaba algunos sargos y tampoco era un sargo tan bueno como para capturarlo, después de unos segundos de observación puse la reductora del fusil corto (estaba mirando piedras y ni llevaba el largo) y busqué un angulo bueno para intentar cazar el pinto sin montar bronca ni que se soltase.
Al llegar al puerto el pinto tambien se había comido un pulpo -mas pequeño que el de la lubina de la semana pasada-. Pobres pulpos, no solo tienen depredadores artificiales, sino naturales.