La red en la que murió la alumna de buceo estaba calada de forma ilegal
Capitanía Marítima, la Guardia Civil y el juzgado número 2 de Vilagarcía investigan las causas de la tragedia
El aparejo se encontraba sin balizar a 6 metros de profundidad en un momento en que la ley prohíbe su presencia
Autor:
Serxio González
Fecha de publicación:
13/4/2010
La confusión sigue rodeando lo ocurrido el domingo, entre las once y las doce menos diez de la mañana, en el islote Xidoiro Pedregoso, ubicado frente a A Illa de Arousa. Fue en ese lapso cuando Beatriz García Fernández, una vecina de Vilagarcía de 37 años, falleció mientras realizaba su última inmersión antes de obtener la certificación de buceo ACUC.
Un punto, sin embargo, sí comienza a cobrar claridad: la red en la que se enredó la alumna de submarinismo, y que a la postre le costó la vida, ni podía estar allí en aquellos momentos, ni su presencia había sido señalizada debidamente. En otras palabras, el aparejo estaba calado de forma ilegal.
De acuerdo con la descripción aportada por los compañeros de la víctima -junto a ella buceaban un instructor y otros tres alumnos del centro Buceo Vilagarcía, además de cinco submarinistas titulados que compartían su embarcación-, la malla podía pertenecer a dos categorías de instrumentos de pesca: el trasmallo o el miño.
Ambas son artes fijas, se articulan en tres paños y pueden alcanzar una longitud máxima de 50 metros. Difieren en su altura (el tope del miño está en los 3 metros, mientras que el del trasmallo se establece en 2) y en las limitaciones para faenar. En el primer caso, los barcos no pueden salir de puerto para lanzar sus redes el fin de semana antes del mediodía del domingo. En el segundo, el domingo es jornada de descanso obligatorio. Así lo establece el Regulamento de Actividades Pesqueiras e das Artes e Aparellos de Galicia promulgado por la Xunta. La conclusión es inmediata: ni uno ni otro debían estar en los Xidoiros.
Más redes en la misma zona
Un miembro de la Federación Galega de Actividades Subacuáticas (Fegas) acudió el domingo al escenario de la tragedia. Comprobó que, para colmo de males, la red, dispuesta a una profundidad de apenas seis metros, no estaba balizada. No era, asegura, la única pieza sin señalizar que se encontraba en el entorno del islote arousano: í‚«Había más aparejos y además se veía perfectamente que estaban nuevos, todavía no habían capturado nada, por lo que está claro que los habían largado poco antesí‚».
Este hombre, experto submarinista, considera que perfectamente pudo haber sucedido que el grupo cruzase por ese punto en un momento en el que el paso estaba limpio para encontrarse, poco después, con una malla obstaculizando su camino. El patrón mayor de A Illa no comparte esta opinión. í‚«Non sabemos o que sucedeu e os fondos están cheos de aparellos perdidos ou levados polos temporais; ademais esa é unha zona na que faenan barcos de todos os portos da ría; por non saber, non sabemos nin sequera que arte foií‚», señala Benigno Chaves.
Los detalles de lo sucedido y su esclarecimiento están, ahora, en manos de la Guardia Civil, que ha iniciado una investigación de oficio y ayer enviaba a un equipo de los Grupos Especiales de Actividades Subacuáticas a inspeccionar las redes mortales. El Juzgado de Primera Instancia e Instrucción número 2 de Vilagarcía ha abierto diligencias. También Capitanía Marítima trabaja para arrojar luz sobre el trágico accidente.