http://www.farodevigo.es/economia/2010/06/24/csic-achaco-onda-expansiva-muerte-peces-zona-pescan-detenidos/450542.htmlEl CSIC achacó a una onda expansiva la muerte de peces en la zona donde pescan los detenidos.
A. OTERO - VIGO La investigación de la Guardia Civil que provocó la detención de 12 personas en Vigo y Portonovo acusadas de emplear explosivos en la pesca de sardinas incluye un informe revelador elaborado por biólogos del Instituto de Investigaciones Marinas (IIM), dependiente del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC). El documento describe la necropsia practicada a cuatro sargos recuperados moribundos de las aguas de Oia por un grupo de buceadores deportivos a finales del pasado mes de abril. Entre sus conclusiones, los científicos citan la onda expansiva como "causa probable" de la muerte de esos peces.
Antes de entregar personalmente los cadáveres de esos sargos al laboratorio del CSIC, los agentes asignados a la bautizada como Operación Abuelo se entrevistaron con algunos de los buceadores que fueron testigos y también víctimas de esa misma onda expansiva. Entre ellos, R., un aficionado a la pesca submarina que prefiere guardar el anonimato, y cuya versión sobre lo que vivió él y otros seis submarinistas respaldaron las ya sólidas sospechas sobre los barcos de cerco registrados el martes en O Berbés.
"Petardazos"
Ocho de la tarde del 19 de abril, en aguas de Oia y cerca de Cabo Silleiro. "Fui en mi embarcación hasta esa zona, donde solemos pescar habitualmente. Pero cuando llegué mis compañeros salieron pitando del agua. Decían que no se podía estar debajo del agua. Que escuchaban petardazos que eran inaguantables. Nadie dudó que se trataba de explosivos, sobre todo cuando vimos a menos de una milla de distancia a varios barcos del cerco", recuerda R.
El grupo de buceadores salió tan asustado del agua que dio por concluida la jornada de pesca. "Estábamos alucinados. No sabíamos qué hacer, salvo informar a la Federación Gallega de Actividades Subacuáticas (FEGAS)", apunta otro submarinista vigués.
R. también abandonó la zona, y creyendo que lo sucedido en Oia había sido un hecho excepcional, volvió a vestirse el traje de neopreno dos días después. En esta ocasión, él y un amigo se sumergieron más adentro de la ría, cerca de las Estelas (aguas de Baiona). "No dábamos crédito a lo que estábamos escuchando. De nuevo petardazos que parecían muy cerca. No es que te cause daños, pero es un ruido tan molesto que acaba aturdiéndote", relata.
En ese momento los barcos desde los que supuestamente se lanzaban explosivos permanecían parados y con las redes extendidas entre las estelas y las Cíes, una zona habitual de paso de los cardúmenes de sardina, principal objetivo de la flota del cerco. Pero lejos de abortar de nuevo la jornada deportiva, R. quiso permanecer algún tiempo más bajo el agua para presenciar los efectos de la onda expansiva en los bancos de peces: "Imagínate. Las aguas acaban revueltas, y los peces, hinchados, con los ojos blancos y llenos de bolsas, y deambulando desorientados. Es una imagen desoladora".
Tras observar los devastadores efectos de las detonaciones, R. sacó de las aguas varios ejemplares de sargos, los que posteriormente entregó a la Guardia Civil y que acabaron sobre la mesa del laboratorio del CSIC. Los agentes de la Guardia Civil concedieron un gran valor tanto al resultado de la citada necropsia como el testimonio de R., ya que confirmaron la buena dirección de la investigación que venía desarrollando la Guardia Civil desde finales del pasado año. También sirvieron para ampliar las sospechas sobre los barcos implicados y concretar su seguimiento desde el mar, apoyados por el Servicio Marítimo de la Guardia Civil,y de otros medios de vigilancia visual.
A partir de ese mes de abril y hasta este mismo mes, el de mayor demanda de sardina, la flota del cerco con base en Vigo protagoniza una actividad frenética. La Guardia Civil activa un dispositivo de vigilancia día y noche sobre las embarcaciones sospechosas y los movimientos en tierra de sus respectivas tripulaciones. De la discreción con que se llevó a cabo este operativo da una idea el testimonio de un policía de la Autoridad Portuaria de Vigo: "Para nosotros, las detenciones del martes fueron una sorpresa mayúscula, como imagino que para los propios afectados. Aquí nunca vimos nada raro".
Desde luego que los tripulantes y armadores arrestados no tenían ni idea del acecho de la Guardia Civil. En los últimos meses se dedicaron a pescar la preciada sardina, aunque, por lo que se desprende de la investigación de la Benemérita, no siempre de forma legal. "Hay confirmación directa del uso de explosivos", afirman fuentes conocedoras de la Operación Abuelo.
