Que gran verdad esa!!! No os ha pasado nunca que habláis de alguien y acto seguido aparece o suena el teléfono y es él, pues algo así me sucedió el otro día.
Había quedado con un amigo para ayudarle con un asunto que tenía pendiente desde hacía tiempo, tras el trabajo nos sentamos a charlar (de pesca, claro está) y en el transcurso de la conversación nombramos varias veces a la susodicha pieza........ al día siguiente salí a pescar ¿A que no sabéis a quien me encontré?
En esta época del año prefiero salir a pescar a partir del medio día y más si tenemos en cuenta que salgo desde tierra. Entré al agua a eso de las dos de la tarde aunque primero me tuve que armar de valor, mala visibilidad y bastante mar de fondo eran los ingredientes.
Una vez en el elemento líquido confirmo mis sospechas, el agua está fatal pero ya estoy aquí así que no hay excusas. Voy alternando largos acechos con cortas esperas pero la cosa no pinta bien, no consigo ver nada que merezca la pena y empiezo a perder la esperanza.
Con la clásica frase de "por lo menos estoy haciendo deporte" sigo intentándolo pero sin mucha fe, pasan ya tres horas desde que comencé la aventura y nada a cambiado.
Nueva bajada seguida de un acecho hasta la parte alta de unas grandes piedras, busco en el contraluz algún sargo despistado y ......premio!! Un buen sargo cae víctima de mi fusil, tras él y después de otro gran número de acechos se suman otro sargo, un verrugato y un salmonete guapo.
El día parece estar finiquitado pero siempre me gusta terminar en la misma zona y más si tenemos en cuenta la hora que es. Me preparo y desciendo, deslizándome por un pasillo que forman un par de piedras. En el fondo del pasillo hay arena y en medio lo que a mi parecer es una lengua, me detengo para asegurarme; no es muy grande así que decido capturarlo con la mano para evitar doblar la varilla, con un rápido gesto me hago con ella.
Las olas me agitan con fuerza en esta zona en concreto, levantando gran cantidad de arena y alga; esta situación me ayuda a pasar desapercibido pero al mismo tiempo me impide ver a las presas que se acercan. Con el lenguado todavía en la mano me dispongo a volver a superficie pero justo en ese instante la suspensión disminuye y al mirar hacia la mar veo aparecer una gran cabeza, en un primer momento no distingo bien de que se trata pero me preparo para el disparo; en el instante correcto aprieto el gatillo y el pez queda paralizado facilitando la recuperación (algo digno de agradecer ya que en la otra mano todavía tenía el lenguado vivito y coleando).
Al final un día que no parecía ser más que una jornada de entrenamiento, se saldó con una buena pieza........lo verdaderamente curioso es que la tarde anterior la nombramos en varias ocasiones aunque también es verdad que hablamos de otras muchas especies que me hubieran gustado más
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Un saludo a todos
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Por cierto, no he dicho quien era...........un señor chovón de 6 kilos.
P.D: Ya tenéis un nuevo relato en mi blog, esperamos que os guste. davidmonterosub.blogspot.com.es
