El martes quedé inesperadamente libre a media tarde
, así que cogí los trastos y tiré para el agua. Dia de sol, las playas llenas, y a buscar un sitio discreto para dejar el coche, cambiarme y tal sin dar demasiado el cante ni dejar demasiadas pistas a los posibles rateros que suelen rondar en esta época por los aparcamientos playeros
. El mar, bueno. La luz, buena. Visibilidad, unos 4-5 metros, por suspensión La apnea, mal
. Demasiados nervios por muchas historias los últimos días, y –aunque no quería- andaba aceleradillo. Pero en fín, tampoco iba a quedarme en seco por eso ¿no? Que entre estar mal y estar regular (mi estado habitual), tampoco hay tanta diferencia
. Bueno, al temita: iba a probar unas gomas nuevas en el 90 (un clásico Demka/Spetton), y empecé con doble goma, y pude comprobar que la flecha salía como un misil, pero perdía mucha precisión, así que quité una de las dos y me quedé con una sola goma, algo más corta que la original. Me meto en la zona de algas, y tras un par de apneas, se mueven sarguitos, y tras ellos, un par de lubinitas…. Las dejo acercarse y alejarse, que quiero comprobar cómo va el fusil. Cuando calculo que ya está a una distancia “complicadilla”, ¡zas!
En toda la agalla. Me quedo encantado, así que al pasador, y a seguir. La verdad es que a ratos tenía la cabeza en el agua, y a ratos fuera, pero era una gozada estar allí, viendo mucha, muchísima vida pequeña. Un poco más adentro, bajo entre dos piedras y en unos segundos veo llegar otras tres lubinitas. Elijo las mayor, y otra a la saca. En estas, ¡Poum!
Susto: se soltó el obús de uno de los nudos "no-tan-constrictores" que había hecho. Bueno, a quitar esa goma, y a colocar la que había retirado antes…. ¡Menos mal que la llevaba en la boya! Y a verlo por el lado bueno: ¿qué cara se me habría quedado si eso me ocurre en una espera enfilando al robalo del año?
Mejor que haya sido en ese momento, en superficie y con una goma de repuesto, no hay duda. Se me va subiendo la moral
. Otra bajada, me quedo quieto tras unas algas y asomo la cabeza al claro que hay delante… un sarguito y un salmonete de puturrú; despacito, asomo el fusil, y el salmonete se larga haciéndome cortes de cola. Me quedo un poquito más, y veo que se acerca otro, que no había visto, y que además, es mas grande. La goma nueva me da una alegría, y le doy en todo el coco. Je, je. No son grandes piezas, pero divertidas
. Un poco más allá todavía, entre piedras, veo unos sargos, bajo intentando no hacer ruido, y me coloco inmóvil. Parece que funciona y que empiezan a acercarse, pero son pequeños, así que espero un poco más (ya os he dicho que en mi caso, “poco” es literal) y de repente, resuena un BRORLLLLLLLLOLL, o así, y de no sé donde, salen despavoridos un banco de los grandes, que no atino a enfilar
. Bueno, no se va a ganar siempre ¿no? Sigo, aunque la luz ya empieza a bajar, y en una espera entre algas, veo venir dos bichos a media agua. No son muy grandes, pero ¿qué son?
No parecen sargos, y no son salpas… me pasan por encima, y cuando se van, decido que hay que darle gusto a l gatillo y a la goma, así que le zurro al segundo. Cunado lo recojo… ¡Coño! ¿Una herrera en Coruña?
Sólo había visto una en otra ocasión, pero desde luego, lo parece. Mientras vuelvo hacia tierra, cae otra lubinita, que completa un pasador un poco extraño para lo que gastamos por aquí, con un salmonete bien bonito de color, y una herrera…. A lo mejor, uno de estos días me tropiezo con un dentón o una señora corvina, y entre el agua calma, el calor de fuera, la sensación de vacaciones y tal, me teletransporto al Mediterráneo y al salir me pido una Estrella Damm en lugar de una Estrella de Galicia.
