…5m..3m… ¡Marcadora al agua!
Ya con la marcadora en el agua confirmo que hay un hilito de corriente, que junto a la profundidad elevada, hace bastante molesto ventilar. Pero Bueno, me equipo y al agua.
Ventilo mientras me mantengo unos metros delante de la marcadora y doy el golpe de riñón. Me relajo, y a media agua alzo la vista para ir visualizando la piedra y desplazándome hacia su entrada principal.
Como de costumbre, al asomarme espero escuchar el típico “boom” y su consiguiente levantamiento de sedimento, con el que normalmente me recibe su inquilino.
Pero esta vez no, al asomarme solo hay tranquilidad, paz y armonía. Escudriño bien la raja y solo veo a sus otros moradores, dos brótolas a las que cuido como si fueran mis hijas, pero:
-Un momento, ¿esa sombra estaba allí el último día?
Rectifico la linterna y confirmo que no, no estaba. Es el amigo al que vengo a buscar, tranquilo, descansando al fondo de la piedra. Apunto bien y aprieto el gatillo. Tenso el hilo y subo soltando carrete, bolla para que haga fuerza y en otra bajada sale sin ninguna dificultad.
Me encanta cuando las cosas salen bien, aunque seguramente, lo echaré de menos, fueron bastantes días jugando al pilla pilla, esta vez gane yo.
Un saludo!