Otra putada mítica, que por suerte a mí no me ha pasado (y doy fé de que no me pasará):
Entrar al agua de infantería, sujetar el fusil con el sobaco dentro del agua mientras te calzas las aletas, vengan un par de olas, y de repente... el fusil no está!! y con el barrillo de la orilla no hay hijoputa que lo encuentre... tirarse una hora palpando el fondo a ciegas y salirse cagándose en todo el santoral, sin el fusil.