A comienzos de esta semana, entró el buen tiempo en Cádiz, cosa que se esperaba con anhelo desde hace varios meses. Tras unas salidas con muy mala suerte por problemas con el oído, y la falta de pescado, ayer pude salir por mis zonas gracias a que un conocido me invitó a salir con su barquito de fibra, justo cuando estaba preparado para irme a playa y echar el rato de infantería me llamó y me dio una gran alegría.
Hace unas noches tuve un sueño en el cual una gran urta me entraba de frente, pero como de costumbre, me desperté en el momento en el que iba a disparar... He estado toda la semana pensando en ello, y reviviendo esa imagen dia tras día, bajada tras bajada.
Quién iba a pensar que ese sueño era una visión de lo que ocurriría ayer en mi salida improvisada...
Bajada 20, sigo haciendo esperas en el cascajo, con la esperanza de ver alguna urta más como la que ya llevo de ración, cuando a los 50 segundos, tras volver la mirada de izquierda a derecha, veo una urta que me parece gigante, justo delante de mí, paseando como si yo no estuviera, me deleito unos segundo con esa imagen soñada unos días atrás, la quiero grabar a fuego en mi mente... No tiene escapatoria, apunto con mi nuevo fusil Beuchat Marlin 105 y le doy un tiro muy bueno y certero en la cara, nado hacia ella y me la subo conmigo. En el momento en el que llegué a superficie no me lo podía creer, grité de alegría como un niño, un momento precioso la verdad.
Dejo ambas urtas en el barco y continúo pescando por la misma zona, se ven muchos pulpos y conchas rotas, eso es buena señal. En la bajada 29 me poso en el fondo y veo delante de mí un pez sapo enorme, le molesto un rato, a ver que hace, y cuando ya dejo de hacer el tonto, empiezo a mirar de izquierda a derecha con movimiento suave y continuo. Todo parece tranquilo, pero cuando echo la mirada hacia la derecha me percato de la presencia de dos individuos, están algo lejos y recelosos, nadando en dirección contraria a mi, cambio la dirección de mi fusil y empiezo a seguir al más grande, el cual me mira receloso, pero comete el error de girar e invertir el sentido de la marcha, es en ese preciso instante, cuando me da el flanco izquierdo, cuando aprieto el gatillo y se repite el mismo tiro que con la anterior.
Esta maravillosa pesca se la quiero dedicar a mi amigo David Fernández Montero, por su paciencia, el enseñarme muchas de las cosas que ahora aplico y asesorarme muy bien con el material que debo emplear.
Un saludo a todos!