Tras tres semanas en dique seco por lo que en principio era una otitis y acabó siendo una supuesta ototubaritis
ayer por fin pude echar la tarde en remojo, lo que me sirvió para hacer un tachón en mi lista de especies por capturar. Es una especie que hasta ahora ni siquiera había visto de tamaño mayor que el de un lapiz, por lo que la satisfacción de verla y poder cogerla fue aún mayor.
Tuve dos encuentros con ellas durante la tarde. El primero, en una espera en la que me poso en un canal entre dos roqueos y al momento me veo envuelto por el bolo de boguitas; la espera continúa sin sobresaltos hasta que al final de la apnea veo tres reflejos plateados que se acercan a media agua pero guardando mucho las distancias. Pasan por detrás del roqueo de mi izquierda y aprovecho para encarar el fusil por donde supuestamente saldrán, pero cuando asoman veo que no se han acercado mucho más. No me queda aire y me la juego en un tiro lejano que no impacta.
Pasadas un par de horas y con la moral ya un poco tocada, vuelvo a hacer una de tantas esperitas. Delante mía el bolo de bogas de rigor. Tras unos pocos segundos de siesta absoluta noto una presencia a escasos centímetros de mi cabeza. Son ellas otra vez, entrándome por la espalda, y esta vez está aquí el banco entero. Dejo que pasen 6 o 7 mientras disfruto de la escena, hasta que decido disparar a una. El tiro es bueno y tras unos pocos tirones y saltos fuera del agua me hago con ella. Objetivo cumplido. No es de gran porte pero la disfruté como un niño chico.
Espero no haberos aburrido. Un saludo!