Gorka, me ha encantado la entrevista. Qué alucine de vida pescasub has tenido, qué experiencias, cuántos sitios habrás visto. Desde que me he venido a madrid, de vez en cuando he pensado que debería pasarme totalmente al padel y otras mariconadas, que la pesca sólo son inconvenientes, sobre todo la distancia ahora mismo. Leer un testimonio como el tuyo me ha renovado los ánimos por seguir haciendo lo que de verdad más me gusta (con un neopreno puesto )
Gracias, David. He estado prácticamente en todos los mares del mundo. La ventaja de vivir en Madrid es que estás más cerca de cualquier sitio de ultramar. Los de la costa tienen que hacer un vuelo intermedio. No todo son desventajas; hay que saber aprovecharse de eso. Yo viajo todo lo que puedo.
Dentro de un mes me voy a Micronesia. Ya he estado una vez allí y es una verdadera pasada. Son unas islas oceánicas en mitad del mar, muy cerca de la fosa de las Marianas, a la derecha de Filipinas. Eso sí, los tiburones campan por millares...
La última vez que visité esas islas tuve una anécdota para contar a mis nietos:
Esa fue la primera y única vez que he visto un tiburón de los realmente gordos y "malos". Era un tigre, bueno una tigresa embarazada y con la aleta dorsal partida que daba miedo verla. Era como un autobús de grande y realmente tenías la sensación de tener el tamaño justo de las presas que se comía semejante titán.
Estaba dando vueltas a una mantaraya que había matado por la noche y a la que solo le quedaban la parte de las agallas. A parte de la tigresa enorme de unos 5 metros, había otro tigre más pequeño y otras 4 especies de tiburones más (grises, sedosos, puntas plateadas y puntas negras). Todos dando vueltas al cadáver de la manta y apartándose cuando se acercaba el pepinaco de la tigresa. Fue un espectáculo flipante, lo tengo grabado.
Bueno, pero lo mejor no fue eso, lo mejor es que me dejaron un fusil artesanal para pescar que no tenía culata, se disparaba con el pulgar. Tenía 4 gomas y una varilla con más curvas que la P. Anderson. Pues bien, hago una caida, veo un mero precioso y le atizo, con tan mala pata que por el retroceso el fusil, éste se me escurrió de la mano (recuerdo que no tenía culata) y me partió el labio.
... Luego me enteré que la cuerda que rodeaba la parte trasera del fusil era para amarrarte la mano y así evitar que se te escapase. Me lo podían haber dicho antes!!
Y allí me tienes a mí, sangrando como un cochino, con la tigresa rondando por la zona. Cuando me vio mi barquero se llevó las manos a la cabeza y me dijo, con la cara desencajada, que me subiera a la barca y que me llevaba al hospital a que me dieran unos puntos. Y yo le contesté que de eso nada, que con lo que me había costado llegar hasta allí que me quedaba en el agua so riesgo de convertirme en un pinchito de tigresa.
Paberme matao!!
Micronesia es de los pocos sitios de los que he estado en los que la pesca submarina está muy bien vista. Es como un honor. Tengo otra anécdota pescando con unos locales y una tortuga, que si quieres te la cuento otro día...