Pues esta mañana me he tirado en una playa de Cantabria donde hacía ya casi dos años que no entraba. Agua fresquita, turbia, pero como un plato.
Tras un par de horas de aburrimiento total, sin ver ni una escama, ni siquiera bogas ni morralla, he visto un pequeño abadejo. He hecho la picada y le he seguido por una grieta entre dos grandes bloques que se ensanchaba al final. Ahí he visto una sombra que se deslizaba discretamente hacia una cueva, y he disparado de manera instintiva, rápida. Y este es el resultado, un pez poco habitual por mis zonas de pesca.