Estoy de acuerdo, más temerario que valiente.
Supongo que la adrenalina también influye, no es lo mismo verlo sentado delante del ordenador que en plena faena, flotando durante horas esperando que entren peces rodeado de dentudos con la adrenalina a tope, y cuando por fin aparece cederles la pieza. Eso y estar acostumbrado a pescar con escualos.
Yo es que he flipado la verdad.
Saludos.