El domingo salimos Alessandro, Giovanni (un amigo que está de visita) y yo a hacer la vuelta acostumbrada por los "wrecks" de Miami.
Para los que no lo sepan, el gobierno local hace rato se dio cuenta que la pesca deportiva genera muchísimo dinero (y empleos) para el estado de La Florida y hace de todo para impulsar el turismo dirigido a esta práctica. Una de las "ocurrencias" ha sido hundir todo tipo de cosas para crear estructuras o como llaman aquí "arrecifes artificiales" donde prolifera todo tipo de vida marina. Así se mueve la economía con la venta y alquiler de embarcaciones, hoteles, capitanes, carnadas y equipos, gasolina, restaurantes, venta de licencias, etc...
Las regulaciones (con estudios científicos) y los controles son muy severos, y evidentemente funcionan, porque pescado hay.
Dicho esto, vamos al cuento...
Hago una primera bajada buscando capturar algún parguete (mangrove snapper). Es una especie de pargo que no crece mucho, pero es muy sabroso. De pronto, con el rabillo del ojo veo algo que llama mi atención; un mero aguají (black grouper) a media agua que me había estado viendo todo el tiempo y se da la vuelta para buscar refugio en el pecio. Intento un acecho cubriéndome con la estructura, pero no lo veo donde pensaba que pudiera estar...
Tengo que subir, pero sé que ahí está y no va a ir a ninguna parte, porque no hay nada más cerca del barco hundido.
Seguimos pescando en el sitio y sacamos un par de parguitos de talla decente, pero yo quiero el mero.
Una media hora después, preparo bien la bajada (no está llano, no. Aunque tampoco TAN hondo) y busco hacer un acecho rodeando la estructura del barco mirando en las ventanas a ver si lo sorprendo. Veo algo moverse, pero cuando enfoco, es una morena verde de las grandes... La puyo con la punta de la varilla y ahí estaba el mero, mirándome mientras yo hacía pendejadas...
Cuando me asomo, ahí está, tranquilo y "apoyardado"
. Tiro al off y para arriba!
Qué fácil parece todo...
Ale sacó también un lindo guasinuco (pargo cubera) y entre los tres unas nueve langostas. Al final, todos contentos a casa con la pesca hecha.