Este verano, como todos los veranos, mi objetivo era pescar un medregal de más de 30 kg. La mala suerte hizo que en dos ocasiones, en días diferentes, pasara el bicharraco por el punto de esperas justo cuando estaba ventilando
. Una vez a media agua y la otra pegado al fondo, nadando muy tranquilo
. La casualidad fue que las dos veces ocurrió a las misma hora con una diferencia de 5 minutos. Así que cada jornada cuando el reloj marcaba dicha hora cruzaba los dedos por si, en caso de aparecer, me pillase en el fondo haciendo la espera.