Viaje de pesca. Prometedor viaje de pesca.
Viaje con unos grandes amiguetes a los que no veíamos desde hace un par de años. Un grupo único de viejos amigos y casi literalmente viejos pescadores.
Viaje a uno de los mejores lugares para la pesca submarina en Venezuela y para colmo con unas ganas tremendas de pescar, lo cual nunca falta.
PeroíƒÆ’í‚¢íƒÂ¢í¢â‚¬Å¡í‚¬íƒâ€ší‚¦ (siempre hay un pero) viaje en una época nada favorable, en la que casi nadie se atrevería a ir para hacer pescasubmarina adonde íbamos.
Se trata del Archipiélago de Los Monjes, un conjunto de islas que están en la frontera de Venezuela con Colombia, al sur del Mar Caribe, y que se caracterizan por una pesca de arrecife brutal, tanto por la abundancia y tamaño medio de las piezas como por las condiciones de mar en que usualmente las trabaja. Pero hay épocas de epocas. Mar bravo muy bravo y a veces, cuando se da con el punto exacto, calma chicha... No tuvimos nada ni medianamente parecido a esto último y casi siempre tuvimos fue de los primero.
Lo peor es que para nosotros, íƒÂngel y yo, que estamos en Cumaná en el oriente del país, ir a Los Monjes se trata de UN viaje propiamente dicho. Primero debemos cruzar el país casi de punta a punta durante catorce horas de carretera para llegar al puerto de zarpe, en una pequeña ciudad costera con el coloquial nombre de íƒÆ’í‚¢íƒÂ¢í¢â‚¬Å¡í‚¬íƒâ€¦í¢â‚¬Å“Punto FijoíƒÆ’í‚¢íƒÂ¢í¢â‚¬Å¡í‚¬íƒâ€ší‚Â, en la que hay una enorme refinería petrolera y gentes de todas partes del país, con un acento muy peculiar e ilustrativo. La pequeña travesía de carro que hicimos la pueden ver en este mapa:
Lo que tuvimos que cruzar en barco pueden verlo en esta foto satelital. Ese mar por ahí es bravo, muy bravo a decir verdad, y con las épocas que están haciendo por aquí más de un marinero acostumbrado se queda en tierra. Pero ahí estábamos nosotros de íƒÆ’í‚¢íƒÂ¢í¢â‚¬Å¡í‚¬íƒâ€¦í¢â‚¬Å“fiebruosíƒÆ’í‚¢íƒÂ¢í¢â‚¬Å¡í‚¬íƒâ€ší‚Â, literalmente, que luego de andar tanto no nos íbamos a devolver al llegar a Punto Fijo y descubrir que lo que había era viento para guardarlo para para cuando hace calor.
Los barcos en los que solemos ir a Los Monjes son tipo lo que aquí llaman íƒÆ’í‚¢íƒÂ¢í¢â‚¬Å¡í‚¬íƒâ€¦í¢â‚¬Å“tres puñosíƒÆ’í‚¢íƒÂ¢í¢â‚¬Å¡í‚¬íƒâ€ší‚Â. Algunos navegan mejor que otros, otros no tan bien. Algunos son cumplidores; los hay los que le echan tremendos carros a última hora a uno (íƒÆ’í‚¢íƒÂ¢í¢â‚¬Å¡í‚¬íƒâ€¦í¢â‚¬Å“echar un carroíƒÆ’í‚¢íƒÂ¢í¢â‚¬Å¡í‚¬íƒâ€ší‚ = íƒÆ’í‚¢íƒÂ¢í¢â‚¬Å¡í‚¬íƒâ€¦í¢â‚¬Å“irresponsabilidadíƒÆ’í‚¢íƒÂ¢í¢â‚¬Å¡í‚¬íƒâ€ší‚Â), pero como dicen Uds. es lo que hay. Y zarpamos a la una de la madrugada.
Los Monjes, en pocas palabras, son un archipiélago formado por tres sistemas principales de islas e islotes de origen igneo: el Monje del Sur, el Monje del Este y el Monje del Norte.
El Monje del Sur es la mayor y es la única permanentemente íƒÆ’í‚¢íƒÂ¢í¢â‚¬Å¡í‚¬íƒâ€¦í¢â‚¬Å“habitadaíƒÆ’í‚¢íƒÂ¢í¢â‚¬Å¡í‚¬íƒâ€ší‚ por la Armada de guerra de Venezuela y temporalmente por pescadores que llevan nasas, palangres y ocasionalmente redes. Se trata de una isla artificial, por cuanto los militares construyeron un itsmo que unió los islotes inicialmente separados de la isla principal. Esta isla cuenta con un pequeño muelle y fondeadero para los barcos pesqueros, donde nos quedamos también nosotros, además del muelle para la patrullera de la armada, de un faro y de otras instalaciones. Así se ve cuando uno está llegando:
Una vista de las instalaciones militares, del itsmo y del muelle:
La isla que le sigue en tamaño es el Monje del Este, a la cual en este viaje, por lo duro que estaba el mar y lo difícil que es fondearse allí, bajar las semirrígidas, etc. no pudimos, muy a nuestro pesar, ir en ninguno de los días que estuvimos en Los Monjes. Tan sólo la fotografié desde el Monje del Sur durante un amanecer con la bruma típica de la brisa:
Los Monjes del Norte son una serie de islotes más pequeños, a los que fuimos únicamente un solo día también, por lo difícil del mar para llegar hasta allá y también para pescar (y vaya que hay pesca allí; ojalá huebise pescado lo que vi
):
Todo eso con relación a las islasíƒÆ’í‚¢íƒÂ¢í¢â‚¬Å¡í‚¬íƒâ€ší‚¦ ahora hablemos de los habitantes naturales en tierra, además de los infantes de la marina, los oficiales y los pescadores. Pues bien, esas islas castigadas por el viento la sal, el sol, son habitadas únicamente por pájaros y por líquenes y cianbacterias que viven en las hoquedades. Los pájaros que predominan y que forman colonias impresionantes son lo que nosotros llamamos íƒÆ’í‚¢íƒÂ¢í¢â‚¬Å¡í‚¬íƒâ€¦í¢â‚¬Å“bobosíƒÆ’í‚¢íƒÂ¢í¢â‚¬Å¡í‚¬íƒâ€ší‚Â, específicamente el de pico marrón (
Sula leucogaster).
Las hembras son unas madres abnegadas, que protegen los huevos y pichones del sol y de los vientos rápidamente deshidratantes. Aunque si el fotógrafo se pone muy fastidioso vuelan un rato y dejan solos los huevos (nunca los pichones) por poco tiempo.
Llega un momento en que los pichones crecen un poco y parecen más bien de avestruz (o a mí más bien después de salir del agua):
Luego, como siempre, la cara se pone seria. En este caso con unos ojos dorados impresionantes. Me recordaron la frase de Borges íƒÆ’í‚¢íƒÂ¢í¢â‚¬Å¡í‚¬íƒâ€¦í¢â‚¬Å“El oro de los tigresíƒÆ’í‚¢íƒÂ¢í¢â‚¬Å¡í‚¬íƒâ€ší‚ (en este caso sería el íƒÆ’í‚¢íƒÂ¢í¢â‚¬Å¡í‚¬íƒâ€¦í¢â‚¬Å“oro de los pájarosíƒÆ’í‚¢íƒÂ¢í¢â‚¬Å¡í‚¬íƒâ€ší‚Â).
Y la familia feliz luego del regreso de papá y la partida del dizque fotógrafo, fastidioso por demás con ese calor y ese sol.
Había otros pájaros que aún no concemos bien por su nombreíƒÆ’í‚¢íƒÂ¢í¢â‚¬Å¡í‚¬íƒâ€ší‚¦
Y líquenes fruticosos (Roxella sp.), similares a bromelias diminutas:
Por cierto, las piedras se ven blancas por la cantidad de guano milenario y vitrificado. Algunas, de hecho, parecen de porcelana. Por ejemplo, quien no sepa qué son puede creer que esas formas tan raras y caprichosas que adornan mi escritorio son una obra de algún ceramista artesano y no la mierda de pájaros erosionada y moldeada pos los vientos.
A todas estas, dirán Uds. íƒÆ’í¢â‚¬Å¡íƒâ€š¿
aquello fue o no fue una salida de pesca? íƒÆ’í¢â‚¬Å¡íƒâ€š¿
Y DONDE ESTAN LOS PESCAOS?
Pues bien, tan solo pescamos la mitad de lo que aspirábamos en volumen. Por varias razones, pero la principal fue que la época elegida para ir no fue nada buena. Los vientos ahora han sido muy intensos en Venezuela y para cuando salimos había una onda tropical justo encima del país. Los colegas venezolanos que conocen esto de Los Monjes nos dirán que estamos locos porque fuimos ahora, y la respuesta es que, de hecho, eso no está muy lejos de la verdad. Basta conocer al íƒÆ’í‚¢íƒÂ¢í¢â‚¬Å¡í‚¬íƒâ€¦í¢â‚¬Å“negro GuerraíƒÆ’í‚¢íƒÂ¢í¢â‚¬Å¡í‚¬íƒâ€ší‚ o a íƒÆ’í‚¢íƒÂ¢í¢â‚¬Å¡í‚¬íƒâ€¦í¢â‚¬Å“ChuoíƒÆ’í‚¢íƒÂ¢í¢â‚¬Å¡í‚¬íƒâ€ší‚Â, que son quienes tuvieron y tienen usualmente la tarea titánica de organizar y comandar estos viaje. Como muestra un botón: durante varios días las marejadas pasaban por encima del itsmo y casi nos quedamos viendo los juegos de futbol con los infantes, por no ponernos a jugar dominó
Las marejadas impedían pescar con comodidad cerca de la costa, donde se realiza casi toda la pesca, pero sobre todo trabajar con las semirrígidas. Los lancheros se volvían locos para no voltearse con una marejada, para no golpearnos o para no espichar una semirrígida con una barracuda al momento de embarcarlas. Además de eso había una corriente híƒÆ’í‚¢íƒÂ¢í¢â‚¬Å¡í‚¬íƒâ€ší‚¦ de píƒÆ’í‚¢íƒÂ¢í¢â‚¬Å¡í‚¬íƒâ€ší‚¦ Que nos impidió pescar con soltura en las mejores puntas y sobre todo pescar en lo que nosotros llamamos íƒÆ’í‚¢íƒÂ¢í¢â‚¬Å¡í‚¬íƒâ€¦í¢â‚¬Å“hondoíƒÆ’í‚¢íƒÂ¢í¢â‚¬Å¡í‚¬íƒâ€ší‚ (20-26 m; para otros venezolanos y para muchos de Uds. aquí eso es un chiste). Y lo peor es que las condenadas barracudas grandes y los meros también grandes estaban en esa cota o más allá y se burlaban de nosotros, en especial las barracudas, nadando a medida que les caíamos un poco en contra de la corriente, poniéndose inalcanzables, luego que conseguíamos llegar al fondo. Y no se venían a las esperas. Hay que ver cómo se ha puesto arisco el pescado por esos lados. Para colmo tampoco estaba caminando tanto pescado como de costumbre y por unos días se metió un agua sucia. Es decir, Murphy es su estado más puro. Casi toda la pesca fue del sur del Monje del Sur y los pargos y meros buenos (nada de monstruos) salieron del Monje del Norte.
Algo hicimos, en todo caso, aunque a nuestro modo de ver salimos con las tablas en la cabeza.
Aquí están unas fotos de los personajes, una pena que no tenemos carcasa para tomar fotos sumergidas. Todo fue arriba del barco y "a los coñazos". Primero José Guerra o simplemente íƒÆ’í‚¢íƒÂ¢í¢â‚¬Å¡í‚¬íƒâ€¦í¢â‚¬Å“el negroíƒÆ’í‚¢íƒÂ¢í¢â‚¬Å¡í‚¬íƒâ€ší‚Â, con una guasita hambrienta que salió persiguiendo una barracuda arponeada por íƒÂngel y llego hasta la superficie persiguiéndola, donde se encontró con el negro y su Cyrano cargado. Una escena única: la guasa queriendo comer pescado herido como si fuerse tiburón. Por cierto, el lema de que íƒÆ’í‚¢íƒÂ¢í¢â‚¬Å¡í‚¬íƒâ€¦í¢â‚¬Å“el buen pescador es el que llega a viejo pescandoíƒÆ’í‚¢íƒÂ¢í¢â‚¬Å¡í‚¬íƒâ€ší‚ se aplica perfectamente al negro. Este gran pescador ya cuenta con más de cincuenta primaveras y parece un chaval bajo el agua. Y quedó varias veces campeón nacional por aquí, en la época de antes. Fuera del agua es un personaje como pocos.
Ahora es la vez de íƒÆ’í‚¢íƒÂ¢í¢â‚¬Å¡í‚¬íƒâ€¦í¢â‚¬Å“ChuoíƒÆ’í‚¢íƒÂ¢í¢â‚¬Å¡í‚¬íƒâ€ší‚ o Jesús Montelongo con una buena barracuda que salió el primer día. Al fondo se ve íƒÆ’í‚¢íƒÂ¢í¢â‚¬Å¡í‚¬íƒâ€¦í¢â‚¬Å“PalloíƒÆ’í‚¢íƒÂ¢í¢â‚¬Å¡í‚¬íƒâ€ší‚ un excelente lanchero que siempre nos llevamos desde un pueblito más o menos cercano, muy pintoresco (y muy bueno para la pesca con agua buena) llamado AgíƒÆ’í†â€™íƒâ€ší‚¼ide. El negro debería ser candidato a alcalde por ahí.
Otro que fue con nosotros es el pana René, que también estuvo con nosotros en Paria el año pasado y es miembro de pescasub.com aunque no escribe casi nunca.
Guillermo, pana de Asturven en su época del "VEN" (dentro de poco viene el "USA"), fue esta vez también con nosotros, a manera de íƒÆ’í‚¢íƒÂ¢í¢â‚¬Å¡í‚¬íƒâ€¦í¢â‚¬Å“arma secretaíƒÆ’í‚¢íƒÂ¢í¢â‚¬Å¡í‚¬íƒâ€ší‚Â, o mejor dicho, simplemente como "último".
íƒÂngel y yo, por supuesto, no podíamos faltar.
Y más fotos de las pescas:
Y picúas y más picúas...
En un atardecer nos despedimos del Monje del Sur
Y en un amanecer ya estábamos de nuevo en Punto Fijo
Es eso ahí, con muchas más fotos que no pongo para no cansar. Espero que les haya gustado el rollo. Nosotros sólo esperamos volver a ir, pero en una época buena.
Saludos
Alexis
