Un día me acerqué a una tienda de Barcelona y, como siempre me pasa, me quedé hablando con la gente. El caso es que se acercó un tipo para comprar un foco de los tochos. Hablando, hablando me cuenta que era para pescar de noche. Claro, indignación máxima por mi parte, pero me contengo, para ver que más suelta.
Me dice que una vez le pillarón y le pusieron una multa de 6000 íƒÆ’í‚¢íƒÂ¢í¢â€šÂ¬í…¡íƒâ€ší‚¬ pero que consigió que se la quitasen, y allí estaba de nuevo pescando de noche.
Cuando oigo estas cosas me siento idiota.