El sábado tuve una salida de pesca un poco particular; después de mucho tiempo volvía a pescar con mis compañeros de íƒÆ’í‚¢íƒÂ¢í¢â‚¬Å¡í‚¬íƒâ€¦í¢â‚¬Å“Puerto Rico FreediversíƒÆ’í‚¢íƒÂ¢í¢â‚¬Å¡í‚¬íƒâ€ší‚ (Roberto, Jorge y Mike)
y además invitamos a Fafa para hacer algo de íƒÆ’í‚¢íƒÂ¢í¢â‚¬Å¡í‚¬íƒâ€¦í¢â‚¬Å“networkingíƒÆ’í‚¢íƒÂ¢í¢â‚¬Å¡í‚¬íƒâ€ší‚Â, como dicen los gringos y entablar amistades íƒÆ’í‚¢íƒÂ¢í¢â‚¬Å¡í‚¬íƒâ€¦í¢â‚¬Å“cruzadasíƒÆ’í‚¢íƒÂ¢í¢â‚¬Å¡í‚¬íƒâ€ší‚Â.
La salida fue desde Ponce con el bote de Mike. Fafa nos esperaba en la rampa y de ahí salimos a unos bajos al sur de Ponce que llaman íƒÆ’í‚¢íƒÂ¢í¢â‚¬Å¡í‚¬íƒâ€¦í¢â‚¬Å“los platosíƒÆ’í‚¢íƒÂ¢í¢â‚¬Å¡í‚¬íƒâ€ší‚Â. En el íƒÆ’í‚¢íƒÂ¢í¢â‚¬Å¡í‚¬íƒâ€¦í¢â‚¬Å“platoíƒÆ’í‚¢íƒÂ¢í¢â‚¬Å¡í‚¬íƒâ€ší‚ más al sur yo había pescado mi último guasinuco (Cubera) en un día de prodigiosa suerte
. Al llegar, notamos que el agua no estaba muy limpia (no se veía el fondo a 20 metros de profundidad desde el bote). Yo, como estoy acostumbrado (todavía) a pescar con agua no tan limpia y Roberto, porque es el más fiebrúo del grupo, nos cambiamos frente a las miradas aburridas de los demás. En Puerto Rico, si no se ve el fondo desde el bote y hay al menos 18-20 metros de visibilidad, el agua está íƒÆ’í‚¢íƒÂ¢í¢â‚¬Å¡í‚¬íƒâ€¦í¢â‚¬Å“malaíƒÆ’í‚¢íƒÂ¢í¢â‚¬Å¡í‚¬íƒâ€ší‚ÂíƒÆ’í‚¢íƒÂ¢í¢â‚¬Å¡í‚¬íƒâ€ší‚¦
Nos tiramos al agua y comenzamos a hacer bajadas para encontrar el veril y al rato se nos une Jorge. En mi tercera bajada lo encuentro y le digo a Jorge. "Hay movimiento"; parguitos, alguna sierrita pequeña, algo de carnada, pero nada íƒÆ’í‚¢íƒÂ¢í¢â‚¬Å¡í‚¬íƒâ€¦í¢â‚¬Å“disparableíƒÆ’í‚¢íƒÂ¢í¢â‚¬Å¡í‚¬íƒâ€ší‚Â. Jorge hace una bajada y deja su íƒÆ’í‚¢íƒÂ¢í¢â‚¬Å¡í‚¬íƒâ€¦í¢â‚¬Å“escopetaíƒÆ’í‚¢íƒÂ¢í¢â‚¬Å¡í‚¬íƒâ€ší‚ en el fondo para que nos sirva de guía y Roberto es el próximo en bajar. Escucho un íƒÆ’í‚¢íƒÂ¢í¢â‚¬Å¡í‚¬íƒâ€¦í¢â‚¬Å“Schuiiiick!!!íƒÆ’í‚¢íƒÂ¢í¢â‚¬Å¡í‚¬íƒâ€ší‚ y al rato sale Roberto gritándole a Jorge que la dejara; tenía una sierra buena pegada y no quería que se le desgarrara. Al final, el bungee y la boya hicieron su trabajo y Roberto embarcó la sierra en el bote.
Unas lindas fotos del animal (el plateado con los dientes afilados
):
Los que se habían quedado en el bote deciden levantar el ancla para acercarse a nosotros, pero con la maniobra, me desconcierto y pierdo la referencia que tenía y con ella la posición del veril. Lo malo del agua íƒÆ’í‚¢íƒÂ¢í¢â‚¬Å¡í‚¬íƒâ€¦í¢â‚¬Å“turbiaíƒÆ’í‚¢íƒÂ¢í¢â‚¬Å¡í‚¬íƒâ€ší‚ es que toca trabajar más; hay que alternar bajadas para conseguir los puntos con íƒÆ’í‚¢íƒÂ¢í¢â‚¬Å¡í‚¬íƒâ€¦í¢â‚¬Å“potencialíƒÆ’í‚¢íƒÂ¢í¢â‚¬Å¡í‚¬íƒâ€ší‚Â.
En una de esas bajadas exploratorias caigo en una llanada sin piedras, solo abanicos y alguna que otra íƒÆ’í‚¢íƒÂ¢í¢â‚¬Å¡í‚¬íƒâ€¦í¢â‚¬Å“maticaíƒÆ’í‚¢íƒÂ¢í¢â‚¬Å¡í‚¬íƒâ€ší‚ o coral aislados. De repente volteo hacia mi derecha y ahí estaba, mirándome con ese ojo grande y redondoíƒÆ’í‚¢íƒÂ¢í¢â‚¬Å¡í‚¬íƒâ€ší‚¦ MADRE MíƒÆ’í†â€™íƒâ€ší‚ÂA! La sierra más grande que he visto en mi vida! Ante mi sorpresa, la sierra se asusta, y comienza a nadar alejándose. La sigo, doy un par de aletazos vigorosos y apunto al mejor sitio que me ofrece posibilidad de tiro; en la cola, entre las dos aletitas. Disparo al límite del alcance de mi T20 110 monogoma y veo que le doy, aunque un poco más atrás de lo calculado. En ese momento me doy cuenta de que estoy a 20 metros de profundidad y que el hambre de aire es mucha. Subo soltando carrete y cuando llego arriba tengo que soltar también el fusil (unido con 100 pies de íƒÆ’í‚¢íƒÂ¢í¢â‚¬Å¡í‚¬íƒâ€¦í¢â‚¬Å“floatlineíƒÆ’í‚¢íƒÂ¢í¢â‚¬Å¡í‚¬íƒâ€ší‚ a una boya artesanal hecha con el mismo material que los botes inflables). Roberto que estaba viendo todo, decide bajar a rematarla, pero no calcula que en el carrete hay 80 metros de Dyneema y no llegaíƒÆ’í‚¢íƒÂ¢í¢â‚¬Å¡í‚¬íƒâ€ší‚¦ La sierra hala por un buen rato y de repente el fusil sube. Le digo a Roberto: íƒÆ’í‚¢íƒÂ¢í¢â‚¬Å¡í‚¬íƒâ€¦í¢â‚¬Å“O se soltó o se cansóíƒÆ’í‚¢íƒÂ¢í¢â‚¬Å¡í‚¬íƒâ€ší‚Â. Comienzo a recuperar y por un rato pienso que la puedo haber perdidoíƒÆ’í‚¢íƒÂ¢í¢â‚¬Å¡í‚¬íƒâ€ší‚¦. Hasta que siento un peso y vuelve a arrancar! Luego de un rato, el animal se cansa y comienzo a recuperar hilo con continuidad, hasta que se ve la silueta y ahí sí, Roberto baja y le da el tiro de gracia. Al subirla me doy cuenta de lo hermosa que es (y gordísima!
). Estos animales, alcanzada una cierta talla no crecen más de largo, sino que comienzan a ponerse gordos. La verdad es que hasta parece un atún dientes de perroíƒÆ’í‚¢íƒÂ¢í¢â‚¬Å¡í‚¬íƒâ€ší‚¦ Roberto me despierta de mi letargo con un íƒÆ’í‚¢íƒÂ¢í¢â‚¬Å¡í‚¬íƒâ€¦í¢â‚¬Å“vamos pál bote! Rápido!íƒÆ’í‚¢íƒÂ¢í¢â‚¬Å¡í‚¬íƒâ€ší‚ Es verdad, estamos en la isla del encanto, tierra de tiburonesíƒÆ’í‚¢íƒÂ¢í¢â‚¬Å¡í‚¬íƒâ€ší‚¦.
Una vez en el bote, las fotos de rigor. Tengo que decir que no la pesamos, pero he pescado varios petos de más de 25 Kg. y esta sierra la sentí mucho más pesada (estaré más viejo?
); a ojo le calculo unos 28-30 Kg. Una verdadera belleza! Hubo que cortarle la cola para que cupiera en la neveraíƒÆ’í‚¢íƒÂ¢í¢â‚¬Å¡í‚¬íƒâ€ší‚¦
La jornada de pesca siguió y luego todos pescaron sus buenas sierritas, aunque no tan grandes como estas dos. También vimos un Guasinucote (Cubera), aunque no nos dio tiro. Al final llenamos una nevera de las grandes con pescado y todos contentos regresamos a casita
.