El otro día, pescando en un bajo, donde rompía bastante el mar, conseguí hacerme con un sargo de los buenos que hay aquí en Galicia. Me disponía a rematarlo con el pasapeces de la cintura, cuando una hola me arrastro encima del bajo, y me clavo la punta de la varilla en el pecho, con la buena suerte que ese día iba poco afilada, (raro en mi), y entre mi pecho y la piedra doblo la varilla bastante, pero con las manos conseguí separarla. íƒÆ’í¢â‚¬Å¡íƒâ€š¿Que hubiera pasado si estuviera nueva o bien afilada?
Pues eso, aunque este descargado o ya disparado, mucho cuidado con la varilla, incluso en la lancha.