Holas!!
Siento llegar tan tarde al post, pero he estado una semana de exilio voluntario en la playa, por temas varios.
En dicho exilio he disfrutado de amigos, del mar, y de amigos en el mar....
El día de la barquita (se nos va mucho la pinza) fue, digamos, singular.
Lo hemos hecho dos veces y la primera vez ya digimos que sería la última, porque realmente es una paliza gorda.
Nos llevamos una gran desilusión al encontrarnos con el agua sucia, cuando creíamos que estaría especial y disfrutaríamos a tope, pero no fue así. Es cierto que algo disfrutamos, pero creerme, a pesar de las piezas que se ven en las fotos, el día no fue muy bueno.
Empezamos tocando unas piedras que de vez en cuando dejan caer algún merete, pero este día no sería así.
Me subí a la barca para pensar en el siguiente punto y cuando Fran volvía me enseñó, desde el agua, que había pimchado una bonita corva en una piedra que conocía...bueno, no estaba tan mal, y el pescao era de buen porte.
Nos fuimos entonces a buscar una barra en 12 metros muy larga, a ver si daba algún sarquete, y bueno , allí hicimos algo. Si mal no recuerdo, Fran sacó dos sargos bonicos y yo conseguí otro en una espera en 13 metros. Fue lo único que ví en toda la mañana..por lo menos apreté gatillo.
Cambiamos de nuevo de zona, y como nuestro GPS está vacío y el agua no estaba pa explorar pues nos fuimos a la costa.
Primero me tiré yo e hice un mujolillo, pero me gustó la experiencia, porque ví mucho movimiento (mejor dicho, lo intuí, porque la visibilidad aquí era de apenas 2 metros) incluido un gran espárido que me sorprendió y desapareció en la niebla.
Después de unos 20 minutos, en los que Fran hacía de barquero, tocaríamos la última zona del día.
Tras anclar, Fran nadó hacía una zona algo dentonera donde se deja ver de vez en cuando algún cacharro y yo me fui a la espuma porque tenía un feeling de palometón muy gordo...me equivocaba.
Aquí hice otro mujol ( a mi abuela le encantan) y Fran otro, junto con un sargo bueno.
Ya me dirigía a la barca, para acabar con la jornada, pero al ver que Fran no estaba decidí seguir intentándolo, esta vez a la popa de la barca, en una zona de bloques sueltos en 8 metros.
En la última espera, posado con la mar de fondo a mi espalda, observo como a los 7 metros (aquí la visibilidad era buena) nada a su aire una dorada, escoltada por un ejército de bogas. Se dirige en diagonal hacia mí, no me ha visto... cuando está a cuatro metros aprox se desliza en la arena en lo que es un gesto de limpieza.... NO ME HA VISTO !!... y sigue acercándose...
Está a tres metros y algo le hace tilín, parece que capta algo y me encara, pero estoy perfectamente encajonado y estático como una piedra más; ella se aproxima y entonces, tras haberla disfrutado al máximo, aprieto el gatillo por última vez en el día.
El tiro la deja inmóvil...y subo con el trofeo.
Desde luego, esa dorada fue un premio al esfuerzo de dos nenicos, que pese a verse en un mar negro, siguieron dando caña.
Un saludo!!!!