Viernes 17
Tras un mes de sequía, por fin una salida de pesca. Además, ya he terminado la primera parte de la carcasa para la cámara de video y tenía ganas de probar la estanqueidad. Así que lo primero que hice fue meterme al agua con la carcasa y dejar el fusil en el coche
Rápidamente me dirigí hacia una zona donde poder probar con algo de profundidad. Comprobé que el sistema de sellado hacía unas gotas de agua sobre los 5m y algo más, sin ser demaisado importante a 8m. Obviamente no me sirve, así que me salí del agua para dejar la carcasa y coger mi Denton (el de madera).
El agua estaba bastante sucia y encontré el bajo de casualidad gracias a un banco de oblás que había en superficie luego ya localicé la punta y apenas se veía la pendiente. La primera caída fue demasiado arriba, no calculé bien, pero vi un denton bueno que apareció de entre la niebla y con las mismas volvió a desaparecer y un espetón mediano al cual me limité a observar como su trayectoria se iba cerrando sobre mi hasta pasar poca distancia de mi fusil. Decidí no disparar y esperar a la siguiente.
La siguiente ya un poco más alante ya caí bien en una piedra y al poco apareció un morro que venía directo a mi posición. Con el fusil enfilado solo tuve que esperar unos pocos segundos hasta que giró a derechas y espina partida, no dio guerra. Luego hice un par de esperas más por allí y nada, ni rastro.
Me fui a la esquina más afuera del bajo, y al caer veo un banco de sargos que se abren en circulo mientras voy cayendo, y por el fondo veo correr un par de dentones prometía la esperita caigo, me oriento y espero un poco, a los pocos segundos aparece uno, estoy apunto de endiñarle, pero considero que es pequeño (el agua estaba sucia) me espero un poco más y aparece otro por mi izquierda que se me va a cruzar por delante, antes de disparar miro un poco alrededor y no veo nada, así que le pego. Este lucha un poco más, pero nada importante. Veo que es buenecillo pero nada del otro mundo.
Ya no los volví a ver probé en varios sitios por allí y nada se hacía denoche y ya me volví.
Antes de volver a casa hice una visita al Leroy Merlin para comprar un par de cosillas y arreglar el tema carcasa.
Sábado 18
El sábado por la mañana fui a echar otro rato, lo primero, probar la carcasa esta vez la junta es mejor, ya contaré los detalles de esto, el caso es que ni gota hasta los 16m.
Me fui a ver si encontraba los dentones en la misma zona una full na de na, res de res, nanai probé otros hotpoints que conozco y nada el agua algo más limpia me permitía localizar mejor los puestos, pero nada. Decidí un pequeño cambio de zona, sin cambiarme me subí al coche y me desplacé hasta otro sitio. Allí empecé por visitar un hotpoint y vi un dentonico interesante, pero muy nervioso y receloso. Nada, pa otra ocasión.
Me voy a otras piedras. Tras un largo acecho por una visera localizo dos corvotes de los gordos, tranquilos, ligeramente elevados sobre la entrada a su guarida. Me dirijo hacia ellos, despacio, están ya a tiro, apunto a uno de ellos, el que tiene í¢â‚¬Å“menos piedraí¢â‚¬Â detrás, pero algo les alerta y con un coletazo suave se precipitan sobre la entrada todavía no entiendo que pasó, pero la varilla acabó clavada en la roca y una de las corvas hizo un gesto brusco antes de salir disparada hacia otro lado.
Supongo que llevar el abellán no es tan interesante como pueda parecer un tiro fácil a una presa bastante buena como es una pedazo de corva se hace complicado cuando empezamos a pensar en la varilla, el exceso de potencia, etc de haber llevado un fusil estandar de 100, monogoma, con varilla de 6í¢â‚¬Â²5 os estaría enseñando una bonita foto con un corbote (no son más que chorradas, si hubiera llevado otro fusil, si hubiera hecho el acecho desde otro lado, si hubiera, si hubiera fallé y punto).
Localizé en otro sitio otra buena corva, hice un acecho desde lejos hacia una estructura rocosa donde se escondía y al tener una visual, hice una espera. Estaba quieta, tenía una pequeña marca en el lomo. Encajonada entre dos piedras tenía refugio a ambos lados y estaba a cierta distancia. Necesitaba un pequeño despiste de la corva para ponerme a tiro. Aproveché una pequeña incursión que hizo la corva en su cueva para salir de mi piedra y avanzar lo suficiente. Me volví a parar y esperé a que asomara, lo cual no tardó en hacer pero de nuevo me encontraba en la misma situación que antes una buena corva, dos piedras a los lados exceso de potencia, varilla con punta zafable entre tanta indecisión se volvío a meter, para no volver a salir.
Tras los dos fiascos uno se plantea si está haciendo las cosas bien de poder llevar dos piezas muy buenas, lo que llevo es una porraca como una catedral y todo por las dudas que me asaltan para disparar en piedra.
Como ya había pasado un buen rato de mi primer encuentro con las primeras corvas, decido ir de nuevo con la firme convicción de no dudar. Volveré a hacer el acecho, más lento si cabe, con más cuidado y ya sabiendo donde pueden estar y como ponga a una a tiro, aunque haya un yunque detrás, le suelto con la 7í¢â‚¬Â²5mm.
Allá que me voy llego a la zona y empiezo mi acecho, localizo la visera y me meto dentro para desplazarme por su interior y salir a la altura donde estaban antes. Así lo hago, silencioso como una culebra me deslizo entre los bloques desperdigados en el suelo de la visera. Muy lentamente me asomo, no las veo me asomo un poco más a ver si hubiera suerte pero en lugar de corvas me encuentro con los vacíos y desalmados ojos de un dentón.
Era el típico dentón patrullero, no estaba cazando, tan solo examinaba la zona, algo más al fondo otro dentón de tamaño similar, más reacio aún. Me agacho y me escondo, obviamente me ha visto y tiene claro, igual que yo, que no va a venir le llamo un poco, se sorprende y me mira, con cierta expectación pero inmediatamente recuerda lo que soy y vuelve a su comportamiento pasota. Aguanto un poco más, le vuelvo a llamar, pero nada. Cuando me incorporo para abortar ya la acción de pesca, se vuelve y me encara, da un par de coletazos en mi dirección, momento que aprovecho para volver a agacharme, intentando incentivar su curiosidad Contra todo pronóstico, reacciona dandose la vuelta y desapareciendo ya definitivamente.
Ahora ya recuerdo por que llevo el madero en la mano, y por que lo seguiré llevando.
Más fotillos e historias nuevas, que ya iré poniendo por aquí en
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