Hola colegas,
Por fin, tras varias salidas de porraca, cambió mi suerte y pude disfrutar de algo más que de la puesta de sol (que no es poco).
íƒÅ¡ltimamente me daba por pensar que me equivocaba al elegir la zona de pesca por la poca vida que encontraba. Y ayer la sensación inicial fue la misma, pero en una espera pude ver la silueta nerviosa de un reo cazando en la espuma y comprendí que, a estas alturas del año, la situación estaba empezando a cambiar.
Con esta sensación agridulce de darle la bienvenida a la primavera pero no poderle tirar al puñetero reo (especie protegida
), continué la acción de caza con algo mas de moral.
Por debajo de los 10 metros la cosa estaba más sosa y fría. Además los senos frontales me han estado dando guerra, por lo que escogí un tramo de costa con bajos y alguna piedra a poco fondo para hacer mis acechos.
Uno de ellos me llevó a una pequeña meseta que se levantaba a unos 3 metros del suelo arenoso, dejando otros 3 de agua hasta la superficie, todo con abundantes restos en suspensión fruto del temporal de la víspera.
Como ya le había atacado a un par de piedras parecidas sin éxito, la desgana hizo que levantara un poco el cuerpo antes de terminar el acecho, momento en el que se dejó ver una tremenda cola inmóvil en la cima de la meseta. Entonces mi instinto dio un golpe de estado y tomó el mando: Barriga de nuevo a tierra, dedo al gatillo, paradita agazapado al borde de la meseta, y zas!!! Taponazo en toda la cabeza.
Da gusto ver trabajar a mi yo instintivo. Mi yo racional es mucho mas torpe.
Unas fotillos de la autopsia para los raritos como yo.