Pues tienes razón, Lucas. A mí tampoco me gusta. A ese tipo de meros, si no pasan de 200 libras, no les debes tirar, que es difícil hacer blanco. Por debajo de ese peso, hipnotízalos rascándoles encima de la cabeza. Luego vas a la costa, se lo enseñas a los pescadores locales, y los devuelves al mar.... ¡ya verás lo que tardan ellos en salir a buscarlos!