Gracias, amigos, por el apoyo.
Realmente, pese a las duras condiciones, se disfruta más de lo que se sufre. Cuando más se sufre es en la travesía en esos peroles. Hay marejadas que entran por la popa o a veces queda expuesta la propela... Estando allá, los que más sufren son los lancheros. Faenan en pleno sol, no pescan como tal y deben estar pilas con las semirrígidas y los buzos (hace tres años se nos volteó una llena de pescado, y luego la quilla de una de las semirrígidas una marejada la puso encima de los dientes del pobre negro). En el agua al final uno se siente mejor que en tierra. A los últimos días uno termina rebentado y cayéndose a los pedazos.
Y como nosotros no vamos para allá por negocio ver esas piezas, esos fondos increibles, estar con los amiguetes jugándose bromas, ya paga el viaje. Sí hay quien va por negocio, y como me contaba JMMG y pescan los meracos con botellas y luparas. Además de acabar con las langostas. Es decir, depredación total; a lo que hay que poner un correctivo. El negocio, claro, son los pobres meros y las langostas.
En fin, hay de todo.
Tengo otras fotos que voy a poner por aquí. Primero de la punta lado expuesto del Monje del Sur conocida como íƒÆ’í‚¢íƒÂ¢í¢â‚¬Å¡í‚¬íƒâ€¦í¢â‚¬Å“La BatidoraíƒÆ’í‚¢íƒÂ¢í¢â‚¬Å¡í‚¬íƒâ€ší‚Â, donde la pesca es realmente radical, por lo duro del corrientón y marejadas, por la dificultad de pescar con boya (si uno se descuida las olas la montán en las piedras y es boya perdida, tal como le pasó ahora a íƒÂngel) y por lo brutal de las piezas que a menudo se ven. Barracudotas de más de 15 kilos, meracos en el fondo, cardúmenes impresionantes de jureles ojo gordo, medregalotes, pámpanos africanosíƒÆ’í‚¢íƒÂ¢í¢â‚¬Å¡í‚¬íƒâ€ší‚¦ y en nuestro caso tiburones. Siempre los vemos allí, aunque JMMG me dice que las veces que ellos han ido no han visto nada de tibus. Una vista de la batidora con el monje del este atrás.
Más detalle de más cerca
Esta vez sólo pudimos pescar ahí durante una tarde, cuando las condiciones más o menos lo permitieron. Chúo tiró un meraco en una grieta a íƒÆ’í‚¢íƒÂ¢í¢â‚¬Å¡í‚¬íƒÂ¢í¢â€šÂ¬í…“25 y me tocó a mí bajar a recuperar el fusil (Chúo va sin boya y sin carrete, todo un loco, sólo con un cabito atado a la empuñadura y un pequeño flotador de red que queda completamente sumergido, pero que no se monta en las piedras). Me las vi negras llegar hasta allá y atarle otro cabo para que íƒÂngel lo recuperase halando desde la semirrígida (íƒÂngel varias veces tuvo que hacer muy a su pesar de lastre de proa para que las lanchitas no se nos voltearan).
Como las condiciones estaban muy jodidas me fui más hacia tierra, en una suerte de ensenada, y en un fondo de unos 17 m estaban todas las barracudas del mundo como estacionadas. Tiré una y cuando la estoy recuperando (sin boya, para no perderla) se me vino un tiburón pero de los grandes a querer quitármela. Menos mas que cuando conseguí sujetar la varilla para hacerme con la barracuda la bicha se soltó y atrás de ella se fue el tibu. Como estaba solo y no quería sorpresitas me fui de nuevo a la punta tire un jurel y me monté también en la semirrígida. Hacía falta más lastre de proa, je je je.
La cara oeste del Monje del Sur si está completamente protegida y parece una piscina.
Sin embargo, allí no hay prácticamente nada, salvo pargos aguadera y cunas (abades) pequeñosíƒÆ’í‚¢íƒÂ¢í¢â‚¬Å¡í‚¬íƒâ€ší‚¦ qué pena.
Cada mañana o tarde cada semirrígida regresaba con algo como esto.
Picúas y picúas, junto con cunas, pargos gallo, meretesíƒÆ’í‚¢íƒÂ¢í¢â‚¬Å¡í‚¬íƒâ€ší‚¦ Sólo diversión, pero hay que jugársela para ello. Creo que en mí caso perdí cuatro kilos. No sé cuántos perdieron Chúo y íƒÂngel.
Las mejores piezas las ví en el íƒÆ’í‚¢íƒÂ¢í¢â‚¬Å¡í‚¬íƒâ€¦í¢â‚¬Å“MonjitoíƒÆ’í‚¢íƒÂ¢í¢â‚¬Å¡í‚¬íƒâ€ší‚Â, un islote cercano a los Monjes del Norte.
En una piedra ahogada en el canal entre el Monjito y el Monje del Norte a unos íƒÆ’í‚¢íƒÂ¢í¢â‚¬Å¡í‚¬íƒÂ¢í¢â€šÂ¬í…“20 m, bajo el espumero estaba un grupo de tres meracos, pero de los gordos (40 kilos o más). Estuve intentando tirar alguno, pero primero la corriente y el espumero impedían caerles justo encimaíƒÆ’í‚¢íƒÂ¢í¢â‚¬Å¡í‚¬íƒâ€ší‚¦ luego en el fondo uno llegaba mamado por lo que no daba para acecharlos con comodidad y por último los meracos estaban caminadores y no se encuevaban. Creo que allí dejé dos kilos. De esa piedra los meracos se van a un bajo que está a íƒÆ’í‚¢íƒÂ¢í¢â‚¬Å¡í‚¬íƒÂ¢í¢â€šÂ¬í…“30 m en el canal y que ni con mar plato podría yo pescarlo.
Otras fotos. Guano vitrificado que parece porcelana junto con un liquen:
El faro, visto desde la batidora
Parte del grupo posando cerca del faro
Con el negro esperando el juego del Brasil del martes (el único que vimos) en las instalaciones militares
Así como nosotros nos protegíamos de la brisa, las diminutas íƒÆ’í‚¢íƒÂ¢í¢â‚¬Å¡í‚¬íƒâ€¦í¢â‚¬Å“camiguanasíƒÆ’í‚¢íƒÂ¢í¢â‚¬Å¡í‚¬íƒâ€ší‚ se protegían del sol en la sombra de nuestro barco
Los que sí quedaron solo fueron este par de huevos. Qué bolas tienen esos pájaros. Abandonar la prole.
Saludos
Alexis