Lo siento mucho por Gabriel. La vida, a veces, es muy injusta y muy cruel. Nunca piensas que estas cosas te pueden llegar a tocar un día, hasta que te tocan.
A mí me ha tocado vivirlas y sufrirlas. He tenido suerte, mucha suerte y todavía lo puedo contar. Cada día que pasa es una bendición.
Ahora vivo la vida saboreando cada segundo; estoy feliz. Acojonadito perdío, pero feliz.