En un primer encuentro las vió muy grandes, entre 20 y 30 kilos, fue en la segunda o tercera bajada de la mañana. Llevaba el fusil "normal" de 90; un Marc Valentin al cual le había quitado el carrete el día antes porque iba a pescar la rompiente. Dudó durante unos segundos y no disparó ante la posibilidad de quedarse sin fusil. Se fueron y continuó pescando, a la vuelta las volvió a tropezar y ya escogió detenidamente una de 10 o 12 kilos dándole un tiro de muerte.