Una verdadera desgracia, cómo las demás. Aunque en este caso se tratara de un super apneísta, y que cómo habeis dicho, a muerto entrenando en una piscina. Increible!! Este es un muy claro ejemplo que no siempre la profundidad es la causa, son nuestros límites.
Tenía un método único para compensar, no compensaba
Lo que hacía era inundar los oídos de agua, respirando agua!! Y así no necesitaba compensar...
Un apneísta profesional siempre está al límite, y ya son varios casos de accidentes fatales de estos deportistas que rozan lo imposible. Una pena.