Hola Arcadio. Tengo en triste honor de ser el primer caso documentado de intoxicación por ciguatera contraída en España. Fue hace unos año y no lo quiero ni recordar. Fueron los cuatro peores meses de mi vida. Me intoxiqué con un medregal de 26 kg pescado aquí, en Fuerteventura. Los dos primeros meses casi me vuelvo loco porque los médicos no sabían lo que tenía (estrés, decían). Es lógico, aquí ellos no estudian estos casos típicos de otras zonas del planeta. Empecé a sospechar que podía tener ciguatera y llamé al Centro Nacional de Toxicología. Se pusieron en contacto con el hospital de Fuerteventura y con un médico especialista en enfermedades tropicales del Doctor Negrín en Las Plamas. Se confirmó que tenía ciguatera y dos insufribles meses más tarde desaparecieron los síntomas (un vez que mi cuerpo hubo eliminado la toxina por su cuenta). No he vuelto a comer medregal. He encontrado una de las cartas que intercambié con el doctor. Te la pongo por si te interesa (está relatado en detalle lo que me pasó). Saludos.
"En septiembre de 2002, después de cinco días seguidos de pesca submarina en Fuerteventura (Canarias) y habiendo consumido parte de ese pescado (peces típicos del litoral canario, de tamaño normal), el sexto día me levanté de la cama con una sensación de agotamiento. Pensé que, aunque estoy acostumbrado a hacer pesca submarina, el cansancio se debía a esos cinco días de pesca sin ningún día de descanso y no le di más importancia. Comencé a preocuparme al ver que con el transcurso de los días el cansancio no desaparecía sino todo lo contrario, se convirtió en una sensación de agotamiento permanente, sobre todo en los músculos de piernas y brazos. Hasta el punto de que el mero hecho de subir unas escaleras se convertía en una prueba de montaña con la bicicleta. Acudí al médico de cabecera con estos síntomas y después de hacerme una analítica me dijo que todo estaba bien, í¢â‚¬Å“toma vitaminasí¢â‚¬Â. Yo tomo habitualmente complejos vitamínicos así que acudí a otro especialista que después de otro análisis y una nueva analítica mas a fondo tampoco encontró explicación a lo que me pasaba. Dejé de preocuparme por esto y la sensación de agotamiento desapareció a los dos meses, aproximadamente.
Pues bien, el sábado día 30/1/2004 capturé un medregal o pez limón (Seriola sp.) de 26 kg en aguas de Fuerteventura. íƒâ€°ste es un pez habitual en Canarias y en muchas partes del mundo. Además de ser un magnífico predador de especies más pequeñas, es un nadador por excelencia. Lo repartí con mi compañero de pesca y el domingo mi pareja y yo hicimos la primera ingesta de este pez. Ella, embarazada de 37 semanas, comenzó a sentirse mál después de comer y tuvo diarrea (no tuvo náuseas ni vómitos). Yo no sentí nada así que pensamos que le había sentado mal la salsa de tomate con la que acompañamos el pescado, pero el lunes me levanté muy cansado, con la misma sensación que la vez anterior. Con el paso de los días cada vez me sentía más agotado, hasta el punto de no poder dormir por dolores musculares en las piernas y en las articulaciones (especialmente en las rodillas y codos) y ella empezó a sentir parestesias y sensación de inversión de las sensaciones de frío y calor. Lavarse las manos con agua fría o caminar descalza era doloroso. Además sentía que los dientes se le iban a caer y una sensación de quemazón en la lengua y en los conductos nasales al respirar. No relacionamos nada de esto con la ingesta del pescado (pues este pescado lo hemos comido en más ocasiones y nunca nos ha pasado nada) así que volvimos a comer más de este mismo ejemplar que teníamos congelado. Ella siempre tenía diarrea y yo empecé a tenerla, pero sólo después de comer. Pasaron dos semanas y por tercera vez comimos del pescado. No habíamos relacionado nada con el pescado, ni siquiera pensábamos que teníamos los dos algo común hasta que yo empecé a tener exactamente los mismos síntomas que ella, que además con el paso del tiempo iban agravándose. Acudimos al servicio de urgencias del hospital y después de hacernos una exploración y analíticas determinaron que lo de ella era por el embarazo y lo mío por estrés. Al día siguiente mi compañero y su familia comieron por primera vez del pescado y a los tres les sentó mal la comida. Sus dos hermanas vomitaron y él no vomitó ni tuvo diarrea pero si náuseas. íƒâ€°l también empezó a sentir parestesias y disestesias. Inicialmente atribuyeron su malestar a una salsa de ajo con la que habían acompañado el pescado. Por nuestra parte, mi pareja ya había dado a luz con toda normalidad y el niño aceptó muy bien la leche materna. El lunes 23 volvimos a comer pescado y esta vez la gota colmó el vaso. Ella tuvo diarrea y yo dificultad para respirar. Comencé a atar cabos y pensé que el pescado podía tener la culpa. Busqué en internet y encontré información sobre la ciguatera. Tuve entonces la certeza de que estábamos intoxicados por ciguatera, ya que toda la información que leí coincidía plenamente con lo experimentado por nosotros. Me puse en contacto inicialmente con el Instituto Nacional de Toxicología y acudí nuevamente al hospital. Probaron con manitol pero no hemos notado absolutamente ninguna mejoría, es más, con el paso de los días estamos peor, incluso ahora hemos empezado con dolores en los genitales (testículos y vagina). He leído en el artículo escrito por el Dr. Joaquím Gascón que se han descrito casos de ciguatera tratados con relativo éxito durante la fase crónica con gabapentina. Por supuesto que la lactancia materna del niño se interrumpió y en él no vemos nada que nos haga pensar que se ha intoxicado a través de la leche materna.
Yo le agradezco, José Luis, el interés mostrado en nuestro caso y quisiera que me dijera, por favor, si podemos tratarnos con gabapentina, pues después de cuatro ingestas de pescado creo que tenemos un nivel alto de toxina en nuestro cuerpo y si tenemos que esperar dos meses a que nuestro cuerpo la neutralice, teniendo en cuenta que además tenemos un recién nacido, serán dos meses muy duros."