Hola amigos,… bueno, pues estamos aquí jodidos, con dos semanas de vacaciones, pero con el mar encabronado y con más recados y tareas pendientes que cuando curraba.
Pero vamos a dejar los lamentos y centrarnos ya. El lunes me apuré y pude pegar un par de tiros con la mar en su punto antes de que entrase la borrasca. Era el primer día de las vacaciones y no fue malo. Menos mal, porque en casa ya no se acordaban del sabor del pescado.
Por mi zona aun no hay laminaria, así que le metí unos kilómetros al oeste para ver y disfrutar de esas “selvas” azotadas por el mar de fondo. Y valió la pena, porque los tres o cuatro pescados que vi, me curaron de la penuria de los últimos cinco meses. Pero lo mejor fue recuperar esa sensación de control de un instinto cazador que parecía perdido y solo estaba aletargado. Llegar a una zona con vida, ver como los sarguitos te empiezan a cortejar y centrarte en una parte del relieve por la que, no se sabe porqué, termina entrando una lubina. Una gozada!,… Ya solo pienso en la próxima.
Le doy tres o cuatro días al mar para que arregle sus “problemas” (mientras yo pintaré la terraza, ajustaré las cisternas y montaré un mueble de Ikea) y llegados a ese punto recordaré lo que solía decirme un amigo: “Que coño haces aquí,… vete a pescar ya!”
Un abrazo, colegas!