Muy buenas, después de bastante tiempo sin escribir ninguna crónica, probando material y sin grandes capturas, cuento las dos últimas salidas.
27 de Julio, Arenales del sol, Alicante:
He llegado la noche anterior y después de organizar todas las cosas, camas, ropas y demás, por fin me acuesto a las 02.30 de la madrugada.
Dudo si salir temprano, como había planeado el día anterior, o descansar como dios manda y meterme al atardecer.
Al final, las ganas me pueden y aunque remoloneando un poco, me levanto a las 6:15 a.m.
7:30 estoy en el agua, cerquita de casa, dirigiéndome a una barra que queda bastante lejos de la costa.
Tiro millas y no lo encuentro, al final, me canso de nadar y empiezo a hacer esperas en un fondo de unos 8m lleno de poseídonea.
No veo nada hasta que en un lance, entra un grupo bastante numeroso de dentones, de entre el kilo y los 2 kg.
Los dejo pasar, no sin admirar lo eléctricos que son en sus entradas, en busca de sus hermanos mayores.
No veo nada más hasta un par de horas después, que en otra espera entra un bando de sargos bastante gorditos.
También los indulto a la espera de los diablillos morados, pero nada, no vuelvo a ver nada más y decido dirigirme ya hacia la orilla.
Voy con los pies muy doloridos, he cambiado de calzantes y me aprietan que da gusto, pero remoloneo antes de salir a ver si veo alguna dorada de ración, que suelen frecuentar los fondos de menos agua.
Pruebo suerte con dos disparos desde superficie hacia un par de doradas de ración que se acercan a cotillear un poco, siempre a una distancia segura, pero adelanto demasiado el tiro y no atino a darles, a unos 5m de distancia.
Ya son las 10:45 y salgo del agua con la primera porra del mediterráneo, pero contento por ver aunque sea un grupito de dentones, si mañana los vuelvo a ver creo que se vendrá alguno conmigo...
28 Julio, mismo lugar:
Otra vez me acosté sobre las 2.30, pero había previsión de que se metiera viento del oeste y enturbiara el agua, por lo que pensando que tendré que parar unos días en seco a la fuerza, le escribo a Manolo (Adhes) y quedamos en que se pasara a recogerme a las 6 a.m.
Llegamos al lugar, Manolo conoce el sitio y donde se encuentra la barra.
50 minutos de nadar, 1'5 km de la costa, este Manolo está como una
yo a los 30 min ya me había aburrido de nadar...
Llegamos a la barra, Manolo se dedica a ratear mientras que yo hago esperas, no se pescar al agujero sinceramente.
En la primera bajada, después de haber visto como salían un par de sargos de buen tamaño de una grieta, Manolo saca una corva de ración.
Pasan las horas sin ver nada, salvo meros pequeñitos y sarguitos.
Parece que hoy no va a ser nuestro día, pero hay que seguir.
Ayer probé a meter los calzantes en agua hirviendo pero no ha funcionado, estoy que me gustaría arrancarme los pies.
Ya un poco desanimado, pruebo suerte a cierta distancia de la barra, en unos claros de arena rodeados por poseídonea.
Veo movimiento de morraya y un grupo de lisas enormes, aunque muchos del grupo me llaman la atención por tener el morro más fino. Pico para mirar con más atención y los espanto sin remedio, los más finos me parecían lubinas...mala suerte, o mejor dicho, mala técnica.
Sigo por la zona y a los minutos vuelvo a ver un par de ejemplares del mismo grupo, estoy convencido de que son lubinas y uno de ellos, el más grande, está remoloneando en la poseídonea.
Pico, esta vez no tan bruscamente y los dos ejemplares no se asustan.
En cuanto me acerco, se va un poco el más pequeño y el otro se da la vuelta para mirarme, efectivamente es una lubina.
No se muestra muy asustado y se va alejando tranquilamente, apunto y le doy en zona dura.
No le a pasado la varilla, intenso soltar hilo para que no fuerce pero no sale, lo he montado mal y se engancha con las puntas del cabezal en vez de soltar el hilo.
El cabezal del predathor es algo particular...
Saco hilo con la mano tirando fuerte y dejo que la lubina se esconda entre la poseídonea, parece bastante tocado gracias a dios.
Bajo y traspaso la varilla con la mano.
Ya está! Hace más de un año que no cogía ninguna y este además es de buen porte unos 2kg.
No puedo evitar reír de pura alegría, esto es lo que da este deporte y me hacia falta, la verdad.
Le digo a Manolo más o menos donde había visto al grupo, mientras yo tiro ya la toalla satisfecho, no necesito más, tengo los pies reventados y no me apetece seguir pescando. Gracias a la divina providencia, un chico que está pescando en la zona nos lleva en su lancha hasta las balizas de la zona de baño.
Salimos del agua y foto de rigor.