Este Viernes sabiendo que AL FIN! Tendría el sábado libre para salir de pesca, llamé a mis amigos Jorge y Roberto, con los cuales hacía tiempo que no compartíaíƒÆ’í‚¢íƒÂ¢í¢â‚¬Å¡í‚¬íƒâ€ší‚¦ total que Jorge tenía íƒÆ’í‚¢íƒÂ¢í¢â‚¬Å¡í‚¬íƒâ€¦í¢â‚¬Å“labores domésticasíƒÆ’í‚¢íƒÂ¢í¢â‚¬Å¡í‚¬íƒâ€ší‚ y Roberto tenía un íƒÆ’í‚¢íƒÂ¢í¢â‚¬Å¡í‚¬íƒâ€¦í¢â‚¬Å“charteríƒÆ’í‚¢íƒÂ¢í¢â‚¬Å¡í‚¬íƒâ€ší‚ con unos americanos para llevarlos a íƒÆ’í‚¢íƒÂ¢í¢â‚¬Å¡í‚¬íƒâ€¦í¢â‚¬Å“Blue WateríƒÆ’í‚¢íƒÂ¢í¢â‚¬Å¡í‚¬íƒâ€ší‚ÂíƒÆ’í‚¢íƒÂ¢í¢â‚¬Å¡í‚¬íƒâ€ší‚¦
Llamo a mi buen (nuevo) amigo Fafa y resulta que el Sábado va a celebrar íƒÆ’í‚¢íƒÂ¢í¢â‚¬Å¡í‚¬íƒâ€¦í¢â‚¬Å“El día de la SuegraíƒÆ’í‚¢íƒÂ¢í¢â‚¬Å¡í‚¬íƒâ€ší‚ (de este lado, hoy Domingo es el día de la madre), ya que su suegra había inventado una comida justo ese día (pobreíƒÆ’í‚¢íƒÂ¢í¢â‚¬Å¡í‚¬íƒâ€ší‚¦)
. Se me prende el bombillo y llamo a Rodolfo íƒÆ’í‚¢íƒÂ¢í¢â‚¬Å¡í‚¬íƒâ€¦í¢â‚¬Å“El AsesinoíƒÆ’í‚¢íƒÂ¢í¢â‚¬Å¡í‚¬íƒâ€ší‚Â, que tiene una íƒÆ’í‚¢íƒÂ¢í¢â‚¬Å¡í‚¬íƒâ€¦í¢â‚¬Å“YolaíƒÆ’í‚¢íƒÂ¢í¢â‚¬Å¡í‚¬íƒâ€ší‚ en San Juan y podríamos salir un rato aquí enfrente. Quedamos tarde (al mediodía), ya que tenía que llevar a la novia a trabajar. PacienciaíƒÆ’í‚¢íƒÂ¢í¢â‚¬Å¡í‚¬íƒâ€ší‚¦
Nos encontramos en la marina donde guarda su Yola y entre tirarla al agua y todo eso, se nos hace la 1 p.m. Navegamos unos 20 minutos a un íƒÆ’í‚¢íƒÂ¢í¢â‚¬Å¡í‚¬íƒâ€¦í¢â‚¬Å“cayitoíƒÆ’í‚¢íƒÂ¢í¢â‚¬Å¡í‚¬íƒâ€ší‚ donde Rodolfo tiene marcadas unas íƒÆ’í‚¢íƒÂ¢í¢â‚¬Å¡í‚¬íƒâ€¦í¢â‚¬Å“piedras de PargosíƒÆ’í‚¢íƒÂ¢í¢â‚¬Å¡í‚¬íƒâ€ší‚Â. Al norte de San Juan, por ser una zona normalmente batida por las olas y el viento, rara vez se puede pescar, ya que el agua está generalmente muy turbia. Pero hoy, inusualmente, el agua está discretamente clara.
Me tiro al agua y en la primera bajada no veo mucho, ya que el fondo era bastante plano y sin piedras, pero de todas maneras, intento una espera para ir abriendo los pulmonesíƒÆ’í‚¢íƒÂ¢í¢â‚¬Å¡í‚¬íƒâ€ší‚¦ Cuando me despego del fondo, veo que detrás de mi había estado observándome un Pargo Cebadal (Sama) bellísimo
(unos 6-7 Kilos le calculo) y yo como un pendejo, acostado en el piso mirando pál otro ladoíƒÆ’í‚¢íƒÂ¢í¢â‚¬Å¡í‚¬íƒâ€ší‚¦
Total que hago unas 7 bajadas en el mismo sitio obsesionado con el Cebadal (no era para menos) y no me muevo de sitioíƒÆ’í‚¢íƒÂ¢í¢â‚¬Å¡í‚¬íƒâ€ší‚¦ Al final tiro la toalla y comienzo a nadar hacia fuera buscando profundidad y las íƒÆ’í‚¢íƒÂ¢í¢â‚¬Å¡í‚¬íƒâ€¦í¢â‚¬Å“coronasíƒÆ’í‚¢íƒÂ¢í¢â‚¬Å¡í‚¬íƒâ€ší‚ de las que me había hablado Rodolfo, con la esperanza de ver algo de movimiento.
La visibilidad, como dije era íƒÆ’í‚¢íƒÂ¢í¢â‚¬Å¡í‚¬íƒâ€¦í¢â‚¬Å“discretaíƒÆ’í‚¢íƒÂ¢í¢â‚¬Å¡í‚¬íƒâ€ší‚ (unos 10-12 metros), pero el fondo es de 15 metros y solo se distinguen unas sombras difusas. En lo que veo un cambio de color, decido bajar y VOILíƒÂ, encuentro una de las mencionadas coronas con unas tres Aguaderas (Pargo Colorao) de buen tamaño revoloteando fuera de sus huecos. Escojo el más grande y Schuaaack! Varilla por el cachete! Un pargo aguadera de unos 4 Kilos alegra mi espíritu
. Tengo que volver al bote, porque no me había llevado la boya y cuando me subo, veo a Rodolfo con 4 pargos!!!
Coño! Yo perdiendo el tiempo con el Cebadal y Rodolfo matando pescao! Nos volvemos a tirar al agua y yo voy hacia el mismo punto de los pargos, lo había marcado con señas en la costa (estaba frente a San Juan, con todos esos edificiosíƒÆ’í‚¢íƒÂ¢í¢â‚¬Å¡í‚¬íƒâ€ší‚¦) y llego rápidamente. Hago otra bajada y me poso a unos dos metros de la cueva. En eso, una aguadera asoma la trompa y Schuiiiiffff! Varillazo por el ojo! La misma secuencia se repite otra vez más y luego, los pargos se espantan.
Decido moverme un poco y encuentro un valle de arena entre los corales que me da un buen presentimiento. No sé por qué, pero íƒÆ’í‚¢íƒÂ¢í¢â‚¬Å¡í‚¬íƒâ€¦í¢â‚¬Å“algoíƒÆ’í‚¢íƒÂ¢í¢â‚¬Å¡í‚¬íƒâ€ší‚ me dice que el Cebadal puede llegar a pasar por aquííƒÆ’í‚¢íƒÂ¢í¢â‚¬Å¡í‚¬íƒâ€ší‚¦.
Las profundidades son íƒÆ’í‚¢íƒÂ¢í¢â‚¬Å¡í‚¬íƒâ€¦í¢â‚¬Å“modestasíƒÆ’í‚¢íƒÂ¢í¢â‚¬Å¡í‚¬íƒâ€ší‚Â, entre 15 y 18 metros, por lo que me muevo con comodidad. Me preparo bien y bajo para hacer una espera en medio de la arena. En lo que llevo unos 20 segundos posado en el fondo, una nube de íƒÆ’í‚¢íƒÂ¢í¢â‚¬Å¡í‚¬íƒâ€¦í¢â‚¬Å“CojinúasíƒÆ’í‚¢íƒÂ¢í¢â‚¬Å¡í‚¬íƒâ€ší‚ me rodea. Escojo la más grande y le tiro mientras se va. El tiro es malísimo, pero al final es muy bueno; le parte la columna justo antes de la cola y el pobre pescadito no puede pelear
. Como la experiencia me ha enseñado que lo primero que aparece cuando engodo son los Cebadales (Samas) y los Carites (Sierras), decido limpiar la cojinúa en el sitio y la desangro para mayor efectividad. Dicho y hecho; en lo que comienzan las tripas a caer al fondo y la sangre a fluir con la corriente, aparecen dos carites de muy buen porte nadando a media agua. Ya me pasaron por debajo, pero estos peces son de los pocos que permiten íƒÆ’í‚¢íƒÂ¢í¢â‚¬Å¡í‚¬íƒâ€¦í¢â‚¬Å“corretearlosíƒÆ’í‚¢íƒÂ¢í¢â‚¬Å¡í‚¬íƒâ€ší‚Â. Tomo un buen respiro y íƒÆ’í‚¢íƒÂ¢í¢â‚¬Å¡í‚¬íƒâ€¦í¢â‚¬Å“me piroíƒÆ’í‚¢íƒÂ¢í¢â‚¬Å¡í‚¬íƒâ€ší‚ detrás de ellos. Escojo el más cercano y hago un tiro lejano de arriba hacia abajo. Logro darle en la zona de la cola, entre las dos aletillas, pero no lo jodo. El carite arranca y siento una sensación que hace tiempo no sentía (PetosíƒÆ’í‚¢íƒÂ¢í¢â‚¬Å¡í‚¬íƒâ€ší‚¦
), pero al poco rato se para y lo recupero fácilmente aunque con mucho cuidado por lo blando de su carne.
El carite es una pieza muy buena, pero no es lo que estoy buscando. QUIERO EL CEBADAL!
Sigo insistiendo en el mismo valle de arena, hasta que lo veo, Se está alejando, pero le hago una caída muy bien planeada y silenciosa y consigo fulminarlo en el tiro.
Rodolfo también hizo una muy linda pesca (solo Pargos) y al regreso, nos hicimos las fotos de rigor.
No me pegunten pesos, porque no pesé los peces, pero de que están buenos, están.
Saludos.