Un relato muy emotivo con el trasfondo de la pérdida de muchos pescadores y el sufrimiento de sus familias y amigos.
Quiera Dios que no nos tengan que recordar con una lápida.
Por todo ello,precaución compañeros.
No es mejor pescador el que más pesca, sino el que siempre vuelve.
Si no lo hacemos por nosotros,pensemos en nuestras familias y amigos,no arriesguemos por una pieza
nuestra vida,pues no vale la pena.Al agua se va a disfrutar de una pasión ,no a demostrar que se es más que nadie.
Un saludo.