íƒÆ’í‚¢íƒÂ¢í¢â‚¬Å¡í‚¬íƒâ€ší‚¢ Brian O'Brien, que se abrasó con agua hirviendo, deberá ser operado en Edimburgo
íƒÆ’í‚¢íƒÂ¢í¢â‚¬Å¡í‚¬íƒâ€ší‚¢ El afectado quiere demandar al local, en Malgrat de Mar, por el trato recibido
EDWIN WINKELS
MALGRAT DE MAR
Un turista escocés, Brian O'Brien, piensa demandar a un hotel de Malgrat de Mar (Maresme) después de que una sencilla ducha para refrescarse se convirtiera en una pesadilla muy dolorosa. Esta mañana, O'Brien será repatriado a Edimburgo, donde ingresará hoy mismo durante cuatro semanas en un hospital especializado para tratarse con cirugía plástica las graves quemaduras que sufrió en buena parte del cuerpo por culpa del agua casi hirviendo que salió de aquella ducha.
El escocés, de 32 años, sufrió quemaduras de segundo grado en la mano, en el brazo y en el costado izquierdos, en buena parte de la espalda, en los glúteos y en el muslo. En el brazo tienen que implantarle injertos de piel procedentes de otras partes de su cuerpo. O'Brien fue atendido en los últimos 10 días varias veces en la unidad de quemados del Hospital de Vall d'Hebron, donde los médicos le aconsejaron que regresara a su país para someterse a la cirugía. Ayer llegó desde Londres un médico que le acompañará hoy en el viaje en ambulancia al aeropuerto de El Prat para coger un avión de British Airways hacia Londres-Gatwick y de allí, hacia Edimburgo, donde le espera otra ambulancia para llevarle al hospital.
TENíƒÆ’í†â€™íƒâ€ší‚ÂA CALOR
La pesadilla comenzó el 25 de abril pasado, el segundo día de vacaciones en Malgrat de Mar de O'Brien, su mujer, Karen, y sus hijos, Shannon y Sean. Después de pasar la noche jugando a las cartas en la habitación 303 del Hotel Planamar, Brian no podía dormir por culpa del calor y decidió darse una ducha, sobre la una y media de la madrugada. "En el baño no había luz, porque faltaba la bombilla. Abrí los dos grifos, pero solo salió agua muy caliente. Intenté salir de la bañera y resbalé, mientras el agua hirviendo seguía cayendo sobre mi cuerpo", relataba el turista ayer delante del hotel. "Incluso el agua que se acumulaba en la bañera era tan caliente que me quemé las nalgas. Me agarré al grifo para poder levantarme, pero también el metal quemaba tanto que tenía la huella del grifo marcada en la mano".
Brian fue trasladado al Hospital de Calella, donde le derivaron a Vall d'Hebron. Tras pasar la noche allí, pudo volver al hotel el día siguiente, pero tuvo que visitar dos veces en una semana la unidad de quemados, viajando en tren de Malgrat a Barcelona. Su esposa, Karen, grabó en teléfono móvil una de las visitas, cuando uno de los médicos se extrañaba de que una ducha causara quemaduras tan graves. "No entiendo cómo en un hotel el agua puede estar tan caliente. El médico me dijo que si eso le hubiera pasado a mi hijo, se podría haber muerto". Lo que seguramente ya no existe es el tatuaje dedicado a su hijo Sean que llevaba en el brazo izquierdo.
UN MíƒÂXIMO DE 70 GRADOS
Un responsable del hotel, cuyo director no atendió a las llamadas de este diario, aseguró ayer que la temperatura máxima del acumulador de agua caliente no supera nunca los 70 grados. Añadió que el agua suele salir más caliente de madrugada que por el día, cuando hay más gente que utiliza las duchas a la vez y la temperatura baja. "Le dijeron a mi marido que cómo se le ocurrió ducharse a esa hora de la noche", explicó Karen.
La familia, muy contenta con la atención de otros huéspedes y de un taxista barcelonés que les ayudó cuando salieron algo perdidos de Vall d'Hebron, se mostró muy crítica con el propio hotel. "Pedí un cojín para poder sentarme fuera en una silla del jardín, pero me dijeron que me sentara dentro, en los sofás. Y al manchar las sábanas con yodo, no me quisieron dar más sábanas limpias. Solo me dieron unas bolsas de basura negras para que me acostara sobre ellas".
"Es como si no les interesara que el resto viera un cliente herido", añadió Karen, que dijo haber solicitado sin éxito las hojas de reclamación. "Nos dijeron que eso aquí no existe". La familia tampoco recibió ninguna ayuda del cuerpo diplomático británico en Barcelona.
