Bueno, amigos, hace dos semanas me llegó el kit mamba y modifiqué al fin mi super sten 115 cm. Todo vino impecable y se ve que Maorisub es una aventura aún muy artesanal. Bien por ellos. Mi "pana" Rascacio, miembro de este foro y asiduo viajero madrileño, fue quien me hizo las gestiones con Maorisub y luego me envió el kit.
No había podido probar el sistema porque por aquí el tiempo ha estado muy malo (incluidas inundaciones) y para más mi compañero, íƒÂngel, anda enfermo.
Ayer me fui con otro amigo a probar por fin por aquí cerca de mi ciudad, donde usualmente no se hace un safari pero se cogen algunas piececitas. El agua estaba buena, aún siendo febrero, uno de los meses cuando los alisios nos golpean más fuertes. Configuré a mi fusil como sigue: mil bombazos de carga (en condiciones normales le colocamos 1400 a 1700 bombazos), una flecha de 8 mm de diámetro y de 138 cm de largo. Con esa cantidad de aire presumo que debe andar por las 22 a 25 atmósferas y se carga muy fácil. Una vez cargado el fusil pesa mucho menos que con el cañón anegado, y con una fundita de neopreno que le coloqué conteniendo unas planchitas de anime cerca de la punta, quedó casi completamente equilibrado para esa flecha. Los tiros de prueba me mostraron que el sistema mamba mejora dramáticamente las prestaciones de estos fusilesíƒÆ’í‚¢íƒÂ¢í¢â‚¬Å¡í‚¬íƒâ€ší‚¦ Primero, pareciera no haber retroceso, no se siente el disparo, increíble. Segundo, el fusil es demasiado silencioso comparado con un neumático normal, me atrevo a decir que hasta con los europeos tradicionales con obús de metal que he usado. Tercero, los seis metros de monofilamento de 2 mm que uso de retenida la flecha me los estiró completamente en un movimiento aparentemente completamente rectilíneo, nada de entrar en picada y cuando se acaba el nylon se ve que la flecha quiere más. Maorisub recomienda darle cuantro vueltas dobles a estos fusilesíƒÆ’í‚¢íƒÂ¢í¢â‚¬Å¡í‚¬íƒâ€ší‚¦ en total 8 metros de nylon... No he probado pero creo que en alta el fusil puede tener esa distancia de alcance efectivo. No me imagino con más aire.
Cuando hacía estas pruebas me pasaron unas cojinúas, les hice una espera a media agua y, con el fusil en baja potencia y a unos 3 metros de distancia dejé una en el nylon. Luego me fui a pescar en serio en las piedras. Había íƒÆ’í‚¢íƒÂ¢í¢â‚¬Å¡í‚¬íƒâ€¦í¢â‚¬Å“cunasíƒÆ’í‚¢íƒÂ¢í¢â‚¬Å¡í‚¬íƒâ€ší‚ (abades, Mycteroperca acutirostris) más o menos buenas (2 a 3 kilos) que se encuevaron cuando me vieron. Coloqué el fusil en baja y me dediqué a cuevear con élíƒÆ’í‚¢íƒÂ¢í¢â‚¬Å¡í‚¬íƒâ€ší‚¦ el sistema funcionó perfecto y saqué dos cunas buenas. Mi compañero, Luís Oribe, que pesca con fusiles de bandas elásticas no salía de su asombro al prácticamente no escuchar mis disparos. Inclusive, me pidió prestado un Spark (Stealth) de 97 cm que tengo porque este gran pescador está considerando seriamente pasarse al aire comprimido. Ha perdido muchas buenas piezas recientemente, incluyendo atunes, cobias, cuberasíƒÆ’í‚¢íƒÂ¢í¢â‚¬Å¡í‚¬íƒâ€ší‚¦ y quere probar con el aire comprimido a ver qué pasa. Por lo que vi se adaptó muy bien al stealth porque hizo un pesquerón de pequeños pargos dentones (Lutjanus griseus). Al final de la pesquera sólo tenía alabanzas a ese fusil.
Luego nos fuimos a otro lugar y nos separamos. Me quedé en unas piedras donde se ven pasar con frecuencia pargos cebadales (Lutjanus analis), nuestro pez más parecido en comportamiento a vuestros dentones y uno de los peces más sabrosos que tenemos en el Caribe. Efectivamente había uno pequeño a unos 12 metros al que le hice una caída, y luego de acecharlo le disparé desde unos 4 metros de distancia, propinándole un pepinazo mortal detrás de los ojos.
Cuando estoy recuperándome llega Luis con el bote a buscarmeíƒÆ’í‚¢íƒÂ¢í¢â‚¬Å¡í‚¬íƒâ€ší‚¦ se consiguió un mero gordo y quiere asegurarse que lo embarquemos, por lo que no quiso tirarle sin que yo estuviera cerca. Nos vamos hasta el mero y es una guasa (Epinephelus itajara) majestuosa, asomada en su cueva. Bajamos, y aunque habíamos acordado que yo le daría el primer tiro con mi 115, Luis no se aguató y le metió un plomazo con el Stealth por la boca porque supuestamente el pez no le estaba dando la frente. Me metí en la cueva y vi el monstruito batiéndose y le tiré con el mamba ligeramente detrás del opérculo, un tiro en diagonal que le salió por la caraíƒÆ’í‚¢íƒÂ¢í¢â‚¬Å¡í‚¬íƒâ€ší‚¦ Con ese impacto el bicho quedó como dormido y pensé que lo había apagado. Luego bajé nuevamente y estaba echado pero cuando lo tomé despertó y comenzó a batallar. Lo dejamos tranquilo y Luís fue a buscar al bote su Black Víper 100 para darle un tiro de gracia, pero cuando llegó ya el mero estaba muerto, aunque aún así Luis le metió un plomazo por el cerebro. Nos devolvimos para la Ciudad más felices que íƒÆ’í‚¢íƒÂ¢í¢â‚¬Å¡í‚¬íƒâ€¦í¢â‚¬Å“el carajoíƒÆ’í‚¢íƒÂ¢í¢â‚¬Å¡í‚¬íƒâ€ší‚ (como dicen aquí) y el mero al final pesó 52 kilos. No es un monstruo pero es un tamaño respetable. En Venezuela no está prohibida esa pesca con arpón (sí en las competencias).
Bueno, al final el mero me dejó la flecha del Stealth como un espagueti de doblada pero la flecha del sten afortunadamente quedó intacta. El obturador del sistema mamba con el o-ring también sufrió y voy a tratar que un tornero me haga uno en baquelita o aluminio.
No nos fotografiamos con el mero, pero sí con los anades y pargos. Cuando Luis me pase estas fotos las coloco en el album.
Bueno, aparentemente el sistema mamba funciona en los trópicos y da hasta suerte. El pega que tiene es el o-ring externo, el cual ya se me ha dañado una vez con un ballesta y como me vaya para un sitio como los Monjes sin un buen surtido de estos o-rings puedo pasarla mal. No obstante, se consiguen con facilidad aún en un pueblo como mi ciudad y son baratos, por lo que no representan al final un gran problema (simplemente llevarse varios en la barca por si las moscas, dado que se cambian con suma facilidad). Por lo que vi, el o-ring que va en la varilla no sufre mucho.
Bueno, veamos qué pasa la semana que viene y ojala que íƒÂngel se cure! No me imagino a este fiebrúo con un mamba en las manos, je je je.
Saludos cordiales,
Alexis