Hola. Estoy de acuerdo contigo Koldobika, pues de tu propio mensaje extraigo algo que también es esencial en una elemental convivencia pacífica. Es el principio de la buena fe. Me ha gustado tu forma de explicar el tema: hay formas y formas. En mi tierra le llamamos a eso, tener mano izquierda para convencer a alguien de algo sin que se moleste. Una actitud que, por mi parte es de lo mejor que podría darse. Ponerse en el lugar del otro. Decirle las cosas como nos gustaría que a nosotros nos las dijeran. Y si, estoy de acuerdo contigo. Lo importante, más que reprimir, vejar, avergonzar, pienso yo que, es educar civilizadamente a los demás. Pero no ya, en beneficio de nosotros mismos, ni del ecosistema que es de todos, sino del pobre infeliz que por ignorancia, por costumbre, por incompetencia, etc., no sabe, no puede, o cree que, lo normal, es sacar pezqueñines. Si eso, una persona joven se lo dice a un abuelete, no como si fuese un enemigo para vejarle, sino como si fuese su padre, o su abuelo, creo yo, que jamás se armará la de San Quintín. De otra forma, levantando las espadas, vejando, avergonzando, por mucha razón que tengamos contra la otra parte, siempre estaremos en desventaja para recibir, en reciprocidad una vejación o sentirnos avergonzados por nuestra actitud. El respeto, la buena fe, la reciprocidad, la mano izquierda, la docencia, etc., son armas mucho más utiles que la vejación respecto a cuelquier persona, incluso, diría yo, respecto a cualquier enemigo mortal. Un saludo.