El furtivismo acosa a la naturaleza en el islote de Alegranza
Voluntarios de Adena hacen su trabajo en el islote / ABC ERNESTO LUNA | ARRECIFE Lunes, 24-11-08
Plumas y sangre reseca forman una masa pegajosa sobre la arena. El cuadro lo completan alas arrancadas de cuajo del animal. Es una costumbre de los furtivos para que la pardela cenicienta ocupe menos en la saca y que su revoloteo no dificulte la nocturna, alevosa e ilegal tarea, pues se trata de un ave protegida, al menos sobre el papel, que todo lo aguanta.
Los restos de las escabechinas se repiten cada año en Alegranza, el islote más alejado de Lanzarote del Archipiélago Chinijo, una joya geológica y biológica que, entre otros tesoros, alberga a la segunda mayor colonia mundial de la especie. Según los datos aportados por el biólogo Alexis Rivera, miembro de Adena Canarias, con sede en Arrecife, allí anidan anualmente entre diez mil y doce mil parejas entre los meses de agosto y noviembre, la única temporada de relativo reposo en tierra de estos monarcas del aire.
En realidad, los progenitores son capaces de acercarse hasta la costa africana o volar mucho más allá de Fuerteventura para regresar al nido con el buche lleno de pasta de sardina para los polluelos. Su vida es una eterna odisea oceánica y aérea.
í‚«Los pollos que nacen ahora no regresarán a Alegranza hasta que alcancen la madurez reproductora, en unos seis o siete añosí‚», explica Rivera.
Si nadie lo remedia antes, es muy posible que las crías que han logrado salir adelante este año se encuentren con los mismos problemas que ahora se repiten año tras año, entre ellos un furtivismo que sigue presente pese a las campañas de vigilancia. Casi cuarenta voluntarios de Adena han participado esta vez en un campamento que comenzó en agosto y se prolongó hasta el pasado diez de noviembre.
Presencia disuasoria
Está demostrado que su presencia es disuasoria. Rivera recuerda que en 2004, cuando no hubo permiso especial para la realización de la campaña, aumentó significativamente la caza de pardelas y el marisqueo furtivo de lapas, otro de los manjares que se esconden en las zonas intermareales. Pese a a todo, siempre hay alguien dispuesto a asociarse con las sombras de la noche cerrada y la enormidad de la línea litoral y sus recovecos para llenar la saca. Sin las alas, por supuesto.
A principios de noviembre se despiden de la belleza desoladora de Alegranza las últimas pardelas. Dejan atrás un islote que, según Adena, no goza de una protección a la altura de sus valores durante el resto el año, una vez que el último grupo de voluntarios regresa a casa tras unos días que no olvidarán mientras vivan, tal es el subyugante misterio del islote, en cuyo extremo norte se levanta la mayor caldera volcánica de explosión del Archipiélago.
Entonces el problema se centra en los halcones de tagarote, en los guinchos, los guirres y la fauna costera y marina. Desde Adena se apunta que, en primer lugar, Alegranza es el islote más alejado del Archipiélago Chinijo, lo cual añade dificultad a su protección, a lo que se suma su gran extensión. En la actualidad se cuenta con dos barcos de vigilancia (uno adscrito al Ministerio de Medio Ambiente y al Gobierno de Canarias para la Reserva Marina, que además es la mayor de España, y otro al íƒÂrea de Medio Ambiente del Cabildo de Lanzarote). Adena, por ejemplo, asegura que ha confirmado la presencia de profesionales de la pesca submarina en la costa de Alegranza.
Los problemas prácticos guardan una relación directa con la lentitud de la administración a la hora de convertir en realidades las buenas intenciones que han convertido a más del cuarenta por ciento del territorio insular en suelo protegido.
En septiembre de 2006 se aprobó definitivamente (por fin, dijeron muchos entonces) el Plan Rector de Uso y Gestión del Parque Natural del Archipiélago Chinijo y el Norte de Lanzarote. Las administraciones implicadas (Ministerio de Medio Ambiente, Gobierno de Canarias, Cabildo de Lanzarote y ayuntamientos de Teguise y Haría) acordaron entonces que el citado órgano debería estar conformado y puesto en marcha en el plazo máximo de un año. Y hasta la fecha...
Rivera considera que la situación y la importancia de este entorno no admite mayores demoras: í‚«Hace falta poner en marcha el Plan Rector para coordinar las actuaciones y la inversión. En caso contrario apostamos claramente por la declaración de Parque Nacional para una tener una protección mayorí‚».
Las pardelas regresarán el próximo verano, volviendo de lugares tan lejanos como América del Sur o Sudáfrica. Lo más probable es que, aunque ellas no lean las noticias, nada haya cambiado por estos lares después de tanto volar y volar.
