Pues el jueves me decidí a cumplir una salida que tenía pendiente con Rober, a la que se unió su ahora inseparable compañero Felipe. Salimos por la mañana temprano a una zona por aquí cerca de cuyo nombre no me acuerdo
, donde a veces se pilla algún robalito en época de freza.
Tras una dura e interminable jornada, no solo conseguimos nuestro objetivo, sino que lo superamos con creces. Dimos con unos cuantos robalos que correteaban entre bolos y claros de arena poniendo a prueba nuestra pericia en todo momento, que nos hicieron por un dia los tios mas felices de las Rias Baixas.
Os pongo unas fotillos con los mas grandes del día: