Bueno, pues hoy es el final de una serie de tres salidas que tenían por objeto darle caña al oído. Había que ver que tal iba después de una sesión con un osteópata que me estuvo trabajando la trompa, para abrirla y que no retenga moco.
El resultado en cuanto al oído ha sido bueno, y de pesca también bueno, aunque el resultado final parezca un poco friqui.
Lo primero fue cambiar de zona. Vamos a darle un descanso al coto para que se recupere.
Aproveché que daban menos de un metro de ola para salir a una zona mas expuesta.
Con la marea bajando me puse a pescar en un fondo de unos ocho metros muy bonito, con canales de arena y laminaria aun pequeña. El agua seguía verde y solo se veía algún sargo despistado.
Al pasar junto a una playa de bolos me acerqué a costa para probar suerte, y bingo! ahí estaban las lubis. Me entraron unas quince quileras en dirección a mar abierto y una se quedó conmigo.
Faltaban apenas veinte metros para la orilla y del cardumen de lubinas ya no quedaba rastro, pero la idea era seguir acechando porque las gordas no se asustan tan fácilmente.
Y allí la encontré, mirándome inmóvil camuflada entre la suspensión. Rápidamente le metí un antenazo, y al cobrarla vi que estaba algo parasitada, sobre todo en la cabeza.
Hasta aquí todo bien. La fiesta friki empieza a la salida.
Primero me cruzo con los percebeiros furtivos y me toca parlamentar con el yonki de turno para hacerles ver que iba a lo mío y que no quería joderlos. Aclarado el tema se acercan a mi coche y pillan un saquete de percebes que tenían escondido entre unos matojos y se dan el piro.
Yo pillo la bascula y los bártulos de limpiar el pescado y me vuelvo a la orilla.
Cuando ya solo me falta por destripar el robalo, veo que desde una atalaya cercana me vigilan dos agentes del Seprona. Vaya por dios, a buenas horas!
Yo a lo mío... Pillo la bicha por las agallas con la mano izquierda, y con la derecha le meto el cuchillo por la barriga.
Al pegar la rajada, noto como algo cae a mis pies. Bajo la vista y veo una rata con su cola y todo!!!
Les debió dar asco hasta a los del Seprona, porque ni bajaron a pedirme la documentación.
Bueno colegas, perdonad el tostón y espero no haberos fastidiado la cena.