Hay días que uno se deja llevar por corazonadas y ayer fue uno de ellos. Mi madre nos había invitado a comer a mi niña y a mi, pero justo antes de salir por la puerta me di la vuelta y cogí el fusil. El cuerpo me pedía sal a gritos y desconectar un poco de todos los problemas. No tenia muy claro si iría de pesca, pero algo me decía que tenia que llevármelo.
AL llegar a casa de mi madre le digo que me iba a dar una vuelta, que fueran comiendo ellas. La mar parecía que me llamaba. Que tiraba de mi.
Sin dudarlo ni un instante me dirijo a uno de mis sitios de pesca.
Llego al punto de entrada y sin pensarlo me enfundo el traje y me meto al agua.
Que sensación!!! increíble la serenidad que me invadió. Todos mis problemas, por instante, se quedaron en tierra y solo tenia una cosa en mente, pescar un buen ejemplar.
Voy cogiendo fondo rápidamente, buscando el azul y observando el comportamiento de los bancos de bogas.
Me encuentro con un banco bastante grande de vicuas, pero son pequeñas. Andarían sobre el kilo. Así que intento un doblete. Después de 4 o 5 bajadas desisto. Tenia un palpito. Sigo cogiendo profundidad y un banco de rayados de buen tamaño pasan lejos de mi. Al instante miro hacia el fondo y dos preciosos ejemplares de medregal suben a verme.
Tomo aire, bajo y veo que uno se aleja al azul. El otro viene disparado hacia mi. Me da el costado pero dudo en el ultimo momento por la velocidad a la que viene. Veo como se aleja un poco mientras pienso, "cabrón no te vayas". Hace un giro y me encara de nuevo, esta vez mas despacio...me da el flanco, apunto detrás de la aleta dorsal y aprieto el gatillo. Comienza la lucha. El animal busca fondo rápidamente. Le suelto carrete, mientras aseguro el fusil con el cabo de la boya. En poco tiempo me vacía casi por completo el carrete. freno la driza y engancho el fusil a la boya. En cada arrancada la boya bajaba un par de metros y volvía a subir. Así estuvimos durante mas de una hora. Poco a poco el animal se fue cansando y veía como metro a metro su silueta resaltaba en el fondo azul. Un banco de galanas nadaba rodeándolo. Me quede maravillado con la imagen. En tres o cuatro ocasiones sacaba fuerzas y recuperaba los metros que le había ganado. Hasta que pude agárralo no me lo creía!!! La pieza de mi vida!!!
Al intentar rematarlo, no sabia quien estaba mas cansado, si el medregal o yo. Los brazos y las manos me ardían por el esfuerzo y no tenía fuerzas para clavarle el cuchillo por las agallas. Así que opte por clavarle justo encima de la cabeza. Solo así y no sin un gran esfuerzo, pude por fin darle muerte.
Un saludo
Javi
Peso algo mas de 24 kilos
Dedicada a mi niña, mi novia y su hijo.