íƒÅ¡ltimamente ya estaba echando de menos el ver un robalito así que busqué territorio puramente robalero. Me metí en cierta zona pero en vez de irme hacia el lado que lo hago normalmente me fuí hacia el contrario, que le tenía ganas desde hace tiempo pero no me decidía. Me guié por la carta y salí rumbo a unos bajos con buena pinta pero el agua estaba tan fría que no auguraba nada bueno
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La primera sorpresa la llevé al llegar al sitio... "coño!, pero yo no conocía esto?, si está cojonudo"
. El problema es que con el agua a 13/14.-C aquello parecía un desierto y casi desisto después de una hoara en el agua sin ver un rabo. Menos mal que apareció el primer robalillo y me animó a seguir un rato
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La sorpresa fué cuando escudriñando entre las algas de un cabezo, esperando dar con los codiciados rabalos, llego hasta un canal entre dos piedras, tapado con laminarias por arriba y después de mirar a la derecha y no ver nada me giro para ver hacia el otro lado, pero algo me dice que vuelva a ver de nuevo y... ahí estaba!, venía hacia mí pero se paró y se dió la vuelta para seguir nadando en sentido contrario. Como vi que no se acercaría otra vez, dos rápidos aletazos y PAM!. la varilla del maderito lo atravesó de atrás hacia alante y entre la inercia del disparo y la fuerza del bicho tirando en línea recta, soltó carrete y debió sacar casi diez metros de hilo. Cuando por fin me pude hacer con él tiré para arriba todavía pensando en el lance, es el abadejo más grande que vi nunca en el agua... Llegué a pensar que me había pasado de frenada bajando
ya que no es habitual encontrarse con un bicho de éstos en tan poca agua, pero vi el D3 que me lo confirmaba, solo 12 metros.
El resto de la pesca se completó con otro robalo que cayó poco después en un acecho entre las algas.
Saludos.