Ha muerto Henry Czwilinsky, leyenda de Sierra Nevada
Añadida por: ivan Categoría: Sierra Nevada Fecha publicación: 07-09-2009 Visitas: 542 visitas
Sierra Nevada se ha quedado sin una de sus leyendas más entrañables que ha muerto de una forma que seguro hubiera firmado: a los 85 años, Henry dejó de existir haciendo pesca submarina en Almuñecar, aunque en los últimos años prefería practicar este deporte en el Caribe. Con su muerte, la mayoría de los que lo conocíamos nos hemos enterado de su apellido, Czwilinsky, porque durante décadas, de Pradollano hacia la punta del Veleta, sólo hacía falta referirse a él con su nombre de pila para que todos supieran de quién hablabas.
BERTA GONZALEZ DE VEGA/El Mundo.es-- Ha muerto a los pocos días del 70 aniversario de la invasión de Polonia, su país de origen, donde fue apresado por los rusos con 15 años y mandado a Siberia, a un campo de concentración. Contaba su leyenda que de allí escapó y que luego, en Austria, le dieron el pasaporte de ese país con estatuto de refugiado, además de un carné de la escuela de esquí con el que llegó. A los niños nos decían que atravesó los Alpes esquiando y con una carabina para cazar lo que comía.
Cuando veíamos su silueta esbelta, su pelo rubio y ese estilo de esquiar que nadie, ni los mejores monitores, supo imitar, con un ritmo elegante y las dos piernas siempre pegadas, pensábamos: í‚«Claro, sólo se puede esquiar así si te has atravesado Europa en unos esquísí‚». Por suatractivo, y ese impecable estilo al esquiar, estaba siempre rodeado de señoras estupendas y muchos amigos.
Henry llegó a una Sierra Nevada donde se esquiaba sin remontes, en la Hoya de la Mora, y los esquiadores se alojaban en el Albergue de Educación y Descanso. Allí plantó su caravana, donde vivió muchos años. Hay testimonios que lo recuerdan haciendo de todo en aquel embrión de estación de esquí, cuando las botas llevaban cordones, había que dar cera y afilar las tablas y se tardaba mucho en subir hasta allí, en tranvía y camiones. Allí, cazaba zorros con luna llena y alguno de los asiduos lo ayudaba a poner la piel a secar. Lo mismo servía comidas que lavaba platos. Fue entonces cuando conoció a Antonio Zayas, otro nombre imprescindible en la historia de la sierra. De hecho, el Zayas es una de las pistas más gustosas de esquiar del Veleta, lo mismo que la dedicada a Henry. Durante años, enseñó a los que luego serían monitores de la Escuela Española de Esquí y era el primero en levantarse para supervisar que las máquinas hubieran dejado las pistas impecables.
Hace un par de años, en Almuñécar, se lamentaba de las últimas muertes de esquiadores en las pistas del Veleta, algo que nunca había ocurrido mientras él era el encargado de señalar los recorridos y de que las máquinas pisaran bien la nieve, al amanecer. Lo que no era obstáculo para que disfrutara esquiando por nieve virgen; de hecho, sus amigos le desean que descanse en paz en un buen trozo de montaña con nieve impoluta y esponjosa, como es, por ejemplo, la de los caños de San Francisco, cerca de la Laguna de las Yeguas, por donde le recuerdan bajando el cadáver destrozado por un accidente áereo de Demetrio Espínola, dueño de la primera tienda de deportes de Granada, que se aficionó a volar por encima de las pistas por las que iban muchos con los esquís que hacía él, excelente ebanista.
Aquella última tarde que lo vimos, en septiembre, acababa de volver del Caribe, estaba moreno y no aparentaba los más de 80 años que ya tenía. Llevaba al cuello un collar de colmillos de tiburón.
Le pedí una entrevista y me dijo que no, que un día me contaría todo pero para que no se publicara. Nunca pudo ser. Ayer, en los foros de Nevasport, había mensajes de condolencia de esquiadores y de gente que estuvo a sus órdenes, como el equipo de socorristas. Cuenta su única hija, Tatiana, que en el entierro no fue vestida de negro porque su padre no lo hubiera querido y pide a sus amigos que brinden con champán a la luna llena. El funeral será a finales de septiembre en Granada, un día en el que se dará cita la historia más noble del esquí en Sierra Nevada para despedir al caballero austriaco.
Henry Czwilinsky, pionero del esquí en Sierra Nevada, nació en Polonia en 1924 y murió en la localidad granadina de Almuñécar el 30 de agosto de 2009.
