O también otro título válido sería í¢â‚¬Å“estaba pa mií¢â‚¬Â.
Para empezar, el agua estaba asquerosa. La visibilidad variaba de medio metro a dos metros con solo dar unas aletadas.
El encargo de mi padre de conseguirle un congrio, hizo que venciésemos la pereza inicial, porque si no hoy no nos mojamos ninguno.
Nos separamos de la orilla con la esperanza de que clareara, pero nada. Gracias a que conocíamos cada piedra de esta zona, no dimos media vuelta.
Fernando se pegó a la rompiente, y yo hice unas esperitas en mis hot points particulares, pero ni raspa. Y para mas Inri, una chalana de nasas se dedicó a estorbar todo lo que pudo.
Buscando abreviar, tiramos para la marca del congrio (de las narices), y de camino nos cruzamos con un bando de mujeles gordechos.
A falta de otra cosa que mirar, yo los contemplaba con interés desde la superficie. Y de repente, entre ellos, pasó despistado este cacharro.
Nota para los puristas: Disparo desde la cota cero, con un MV de los motados por Tecnomar (arquean mas que un tango), y con gomas de 17mm de las ámbar (mas bien flojuchas).
Desde luego, ni técnica depurada, ni material evolucionado.
Bueno, pues para nosotros fue un triunfo sacar el bicho, pero mi padre se marcha mañana para Ponferrada con la lubina, y pensando que le han dado gato por liebre.
Un saludo, colegas.