La mano que mece la pesca
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http://www.laopinioncoruna.es/secciones/noticia.jsp?pRef=2009050400_11_283170__Mar-mano-mece-pescaANTÓN LUACES
Si para mecer una cuna se precisa de una mano y este hecho merece ser llevado al cine, la mano que mece la pesca española bien podría ser la base de todo un serial para la OTI.
¿Qué mano permite que, en el sector pesquero, sean determinados personajes los que, sin explicaciones claras o contundentes, logran ayudas económicas que les permiten pingíƒÂ¼es beneficios vedados a otros sin el pedigree que a los primeros abre puertas en cualquier lugar? ¿Es suficiente una amistad de "toda la vida"? ¿Basta con un yate que pasee al personaje y a su familia en tiempo adecuado a partir de la ría de Arousa donde tantas tramas oscuras se han urdido? ¿Es suficiente un palco vip en el estadio Bernabéu? ¿O son estas en su conjunto y otras cuestiones no claras las que hacen que la mano que mece la pesca en España bendiga a quien, para los demás, no lo merece o, por lo menos, no es el único que lo merece?
Miles de euros se han ido por las alcantarillas desde que la UE abrió la espita del gas subvencionador. Un gas que no asfixió, ni mucho menos, a los amigos de la mano que mece la pesca y que fue el que permitió la construcción de nuevos buques, con cargo a las ayudas previstas para la renovación y modernización de la flota comunitaria, sin que se produjese el desguace del barco a sustituir; el que, con los dineros destinados a la realización de campañas experimentales de pesca -no siempre avaladas por el Instituto Español de Oceanografía- y que, al decir de los armadores que no pudieron lograr ese premio a la fidelidad, vieron compensados los créditos solicitados para la construcción... Son muchos millones de euros, distribuidos no de forma aleatoria sino sabiendo muy bien la mano que mece la pesca hasta dónde se puede llegar en el movimiento de ida y vuelta al punto de origen, como acontece con la cuna que va y viene pendularmente...
Un yate en Ribeira, propiedad de un armador al que organizaciones internacionales etiquetan de "pirata", ha llevado y traído a altos dirigentes del sector pesquero del país, en una prueba de amistad más allá de los convencionalismos y que sirvió de base para, una vez las riendas del dinero en la mano, despachar campañas experimentales de pesca cuyo resultado nadie conoce o, cuando menos, no se han hecho públicos y que, euro a euro, han sumado más de tres millones en tan sólo tres años. El propietario del yate ha sido también el concesionario de un "palco blanco" o "palco vip" en el estadio Bernabéu, en Madrid, que se lograba mediante el pago de más de 100.000 euros por temporada y que no era precisamente el concesionario sino sus amigos quienes lo ocupaban. Los amigos y los familiares de los amigos han visto abierta la puerta de la caja de los dineros que la mano que mece la pesca recibe en depósito. Y así se abren libros de contabilidad en los que sólo se asientan deudas de gratitud. Siempre suyo. Tottus tuos. A mandar. No hay mal que por bien no venga. Arrieros somos. Tú me abres la puerta y yo me brujuleo dentro sin necesidad de radiogoniómetro. Sé cuál es mi horizonte verdadero: embolsar para los míos.
¿A quién corresponde esa mano que mece la pesca? ¿Cuántas manos mecen la pesca en España? ¿Qué es lo que hace que esas manos -siempre pocas y dóciles- dispongan de llaves maestras y accedan a la cuna de todas las pescas?
El poder.
¿Quién lo detenta?
El del yate, el del palco vip en el Bernabéu, el amigo de los amigos, el familiar del amigo... El que recibe la lisonja con una sonrisa de padrino Corleone y se envuelve en la bandera de la lucha contra la ilegalidad mientras potencia esta a través de los créditos, las subvenciones, los intereses bajos, los fondos perdidos, y se echa mano de operaciones contables basadas en ingenierías instaladas desde la prepotencia, la ignorancia, la pillería, el "y tú, más". Al final, un unánime "sálvese quien pueda" y vuelta a empezar desde otro lugar. Tal vez en Perú, en El Salvador, o ahí abajo, en Cabo Verde, donde todavía las campanas pueden tocar a rebato.
En nuestro "primer mundo" impera el vale todo, mientras se mantengan los estómagos agradecidos, amén.
