La Cofradía de A Illa organiza cuadrillas para luchar contra el furtivismo
Los propios marineros vigilan las playas para evitar que resulten esquilmadas
A. G. - A ILLA La Cofradía de A Illa está organizando cuadrillas de marineros para controlar y vigilar las playas, tratando de minimizar así el impacto que está teniendo el furtivismo y los daños a la producción que está causando la actividad ilegal. No es la primera vez que se organizan los propios marineros isleños para frenar este tipo de actos, pero lo ocurrido el pasado mes de enero, en el que sorprendieron a más de una docena de furtivos que actuaban organizados ha provocado que el pósito quiera defender a toda costa sus bancos marisqueros y hacer todo lo posible para frenar esta actividad.
Las cuadrillas vienen a complementar la actividad que están desarrollando los vigilantes del pósito, que en los últimos tiempos, han asestado importantes golpes a los furtivos, retirándoles artes de pesca y marisco sustraído en las playas.
El propio patrón mayor de A Illa, Benigno Chaves, asegura que la formación de estas cuadrillas tiene por objetivo "mantener un control más férreo en las playas y evitar que sean esquilmados los bancos marisqueros y se lleven lo que hemos sembrado". Aunque se trata de una actividad voluntaria, han sido numerosos los marineros que se han integrado en ellas para evitar que los furtivos puedan campar a sus anchas.
Insiste Chaves en que "la gente no está dispuesta a que jueguen con su trabajo, por eso vamos a poner todo de nuestra parte para impedir que estas actuaciones queden impunes". Las cuadrillas están operativas durante las horas en las que acostumbran a actuar los ilegales, especialmente de madrugada.
De todas formas, desde el sector se siguen demandando cambios en la ley con el fin de que se contemple el furtivismo como un delito y no como una infracción administrativa, ya que las sanciones que reciben los furtivos sorprendidos esquilmando las playas son multas "que nunca pagan al declararse insolventes y no constar ningún tipo de ingreso legal". También reclaman duras sanciones para los que compran el marisco a estos individuos.
El último gran problema con los furtivos fue la localización de una docena de ellos en la playa de Camaxe. Los vigilantes lograron interceptarlos en el puente de A Illa después de una persecución, pero no se les encontró marisco. Sospechan en A Illa que una familia del municipio podría colaborar con ellos, dándoles amparo e informándoles de las guardias que realizan los vigilantes del pósito para evitar ser sorprendidos en plena faena.
Dos de los integrantes de este grupo de furtivos ya tuvieron un incidente grave en A Illa a finales del pasado año. Los dos se desplazaron hasta la zona de Espiñeira para extraer marisco en sus respectivas motocicletas, encontrándolas quemadas a su regreso.