Saludos señores, hace tiempo que no posteo , y es que por mi maldito oído no voy al mar todo lo que quisiera, pero ahí va una muestra de que aún no he olvidado del todo como se disparaba:
Espera en mitad del acantilado y en frente, como velas suspendidas en la gravedad toman el sol unos 5 u 6 ejemplares de abadejo, todos son bonitos , rondaran los 3 y los 6 kilos, pero sé que estos saben latín y tienen el culo pelado de ver pescadores así que ésta vez cambiaré de táctica lejos de los interminables acechos a los que los tienen acostumbrados y que me consta, dan buenos resultados.
Me tomo mi tiempo, relajación máxima e inicio el descenso, pero ¡¡ ostias¡¡ no veo ni uno¡¡ pronto distingo el corte de la arena y la piedra y ¡¡ bingo¡¡ uno de ellos se introduce tranquilamente en una especie de dureza que hace la arena, me asomo con la linterna y veo que la boca de la piedra es ancha y que no debería dar muchos problemas así que disparo e intento extraerlo, el pescado quiere venir pero soy consciente de que hay bastante profundidad por lo que aun holgado de tiempo, suellot el cinto, me aseguro de que el carrete zafará correctamente e inicio un tranquilo ascenso para colocar rápidamente el boyarín al pescado.
Solo una bajada más de mi compi hará falta apra sacar el animal.
Los otros dos, se dieron al agujero rascando y rascando un una misma zona de derrumbe sin demasiada dificultad, ambas piezas dentro de la piedra, disparo y extracción sin enroques.
Espero tener algo que escribir pronto. Cuidaros.